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La respuesta fue seca, breve y contundente. Como para reafirmar una autoridad indisputada:
“Yo lo nombré”.
Sólo faltó rematar con aquella famosa conjunción copulativa e interrogativa de la cantante Lucero: ¿Y?
Sin embargo, la ufana exhibición del ejercicio de las facultades presidenciales no convence ni justifica, ni lleva al olvido la sarta de estupideces criminales cometidas por López Gatell quien fue motejado por algunos como el Doctor Muerte o López Gatinflas, por los demás. Un merolico lambiscón sin rubor ni honor profesional, visto con desprecio en las alturas de las organizaciones médicas del mundo. Como aquí.
Sin embargo, tras el fracaso de sus intenciones políticas (no lo olvidemos, en el exceso de la pastorela quiso ser jefe de gobierno de la CDMX y no pudo ganarle ni a Clara Brugada), el gobierno de la república lo ha becado con residencia europea en la Organización Mundial de la Salud. La ventaja de Ginebra es evidente: está muy cerca de París y permite todo tipo de turismo con cargo al erario.
Un gran premio para quien se atrevió a proclamar la fuerza moral del ex presidente López (de López a López), como obstáculo al contagio. El señor de Macuspana cayó dos veces enfermo de Covid.
“De acuerdo con información divulgada oficialmente por las Naciones Unidas (la Organización Mundial de la Salud) el 21 de octubre de 2021, en su página dedicada a la pandemia del Covid 19, México no tuvo en aquel tiempo (ni en este diríamos nosotros), interés científico en esa materia.
Decía entonces la ONU:
“El director de la Organización Mundial de la Salud, el doctor Tedros Adhanom Gebreyesus invitó al Gobierno de México a enviar a expertos de su país a la OMS para que conozcan de primera mano el proceso de inclusión de una vacuna en el listado de uso de emergencia.
“Es la primera vez que oigo que tiene preocupaciones. Si están interesados, pueden enviar expertos para ver cómo lo hacemos”.
“Tedros aseguró a López Obrador que las decisiones de la OMS se basan en “datos, pruebas y principios y nada más” y las recomendaciones finales vienen de expertos
“Siempre usamos la ciencia y los datos. Se lo quiero asegurar a su excelencia», remarcó Tedros”.
Obviamente la invitación no fue atendida, ni siquiera respondida por canales oficiales. Algún asomo sardónico en la “mañanera” pero no una respuesta seria. Quizá porque “su excelencia” nunca ha sido una persona seria excepto para asuntos sobre cuya naturaleza hoy pasaremos por alto.
El comunicado de Adhanom hablaba de varios asuntos. El principal de ellos, el desconocimiento evidente de México con una secretaría de Salud acéfala durante todo el sexenio, frente a la cual había un adulto mayor sin vigor ni fulgor, adormilado en viejos laureles y la pretérita consulta a la familia López Beltrán y un premio de Ciencias entregado por el gobierno neoliberal de Enrique Peña, suficiente para recetar contra el mortal Covid de entonces, frotaduras de Vaporub y cuidados maternales.
En esas condiciones la presidenta, a quien muchos creyeron ver enfrentada contra el entonces subsecretario especialmente por el uso de los preventivos cubrebocas, pasa por alto juicios, opiniones, informes y reportes de especialistas cuya conclusión es siempre la misma –cinco ex secretarios de Salud lo reprobaron–,: la mala atención aumentó el número de muertes evitables Y por eso lo mandó de vacaciones a Ginebra.
Y lo confirma sin dudar:
Yo lo mandé. ¿De veras?
Seiscientos mil muertos, contra los 60 mil de la catástrofe evitable según el hoy reconocido merolico. Los difuntos le podrían preguntar ¿por qué? pero resulta imposible: los muertos no hablan, ni preguntan. Pero ahí están.
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