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Cuando se habla de un incremento al salario mínimo que perciben algunos trabajadores en México, en ocasiones se lanzan campanas al vuelo y los populistas manifiestan que esto es un esfuerzo más del presidente en turno a favor de estos trabajadores.

Pero aun cuando esto tenga parte de verdad, el presidente en turno deberá trabajar para evitar que este incremento no sea devorado en los primeros meses de cada año, ante el ajuste que hace el propio estado y después los productores a los precios de los servicios por el estado y de sus productos por los empresarios.

En una lógica simple de números se acepta que un incremento de 12 por ciento, como el que se aprobó por la CONASAMI, el organismo que, analiza y estudia el impacto de estos incrementos, podría resultar de beneficio para los trabajadores, Sin embargo y con cifras del gobierno, la cantidad de trabajadores que reciben un salario mínimo ronda cercano a 2 millones, porque la enorme mayoría perciben nivel de salarios.

Pero como este incremento, al mínimo es la base para la negociación de los otros salarios, resulta que, este si se manifiesta como una presión nivel de inflación convirtiéndose en muchas ocasiones en un resultado negativo.

Si tomamos en cuenta que solo el 20 por ciento de las empresas instaladas en México se manejan bajo capital de inversión extranjera, es decir, reciben recursos en dólares y el resto son medianas, pequeñas y microempresas, que se maneja con capital producto de las ventas.

Veamos el incremento de 12 por ciento esta dividió en dos, uno que es directamente y corresponde al 4.5 por ciento, esto con base a la inflación anual que se espera al finalizar este año y la otra parte. El 6.5 por ciento, corresponde al monte Independiente de recuperación, que es un pago directo en recursos que otorga el patrón. Onto que no supera los 7 pesos.

De tal manera que con el incremento el salario mínimo diario queda en 278.80 pesos, que significa un ingreso semanal del trabajador de 1, 951.60 pesos.

Cifra que se estima pueda cumplir con el objetivo de, por lo menos alcanzar para comprar una canasta básica, aunque para el gobierno de Claudia Sheinbaum, se espera que al finalizar su sexenio el salario mínimo pueda comprar 2.5 canastas básicas.

Ahora veamos en términos reales, una familia promedio de cuatro integrantes tendrán que repartir su ingreso semanal entre la compra de alimentos, pasajes y algunos otros gastos que por semana se realizan, por lo que promediando cada integrante de esta familia promedio, podrá gastar solamente 487.9 pesos por semana

Ahora recordemos que será a partir de 1 de enero del próximo año, cuando el gobierno establezca las nuevas tarifas de precios de los servicios que otorga a la población y esta se basará conforme a la inflación anual de este año, que se estima estará cercana al 5 por ciento, que de entrada diluye una buena parte del incremento al salario.

Si a esto sumamos que, como lo anote arriba, el 80 de las empresas establecidas en México son mediana, pequeñas y microempresas, quienes tendrán que acatar la decisión del incremento al salario y que su capital empresarial se basa sobre todo a las ventas que realiza, descontando las compras a realizar. Entonces quienes sufrirán el mayor impacto serán los patrones.

Pero para evitar esto, estos patrones tienen dos alternativas, la primera es subir el precio de sus productos o reducir la nómina laboral, ambas soluciones impactan en los ingresos de los trabajadores

Ambas alternativas son negativas, porque al incrementar el precio de su productor en cada eslabón de la cadena productiva, el producto final tiene un incremento por encima de, 5 por ciento, que posiblemente sean centavos, pero si sumamos eso incrementos a los gastos a realizar cada semana entonces suman cientos e pesos, que implica que el incremento se diluya aún más rápido.

Además, esos incrementos si son presión para los niveles de inflación. Es aquí donde debe entrar las políticas públicas del estado para evitar que los precios de los productos se incrementen y el estado tiene dos alternativas, inyectar más recursos a los sectores productivos con presupuestos para crear mayor producción y con ello evitar que la excesiva demanda aumente el precio de los productos o establecer políticas que limiten un incremento de precios, es decir cerrar el mercado para establecer precios únicos.

Esto nos muestra que un incremento salarial si influye en el nivel de inflación y de no existir políticas públicas para producir más, esta carrera entre salario e inflación se mantendrá por muchos años más.