“LO DIJO JACOBO” SE PRESENTA HOY EN LA BIBLIOTECA MEXICANA DE LA FUNDACIÓN MIGUEL ALEMÁN
Jacobo Zabludovsky, abogado y periodista –fallecido el 2 de julio de 2015, a los 87 años–, condujo por más de 27 años el programa de noticias “24 Horas”, de mayor permanencia en la televisión del país. Su labor periodística trasciende la línea política o incluso va más allá de su vida personal, y las críticas tan descarnadas en el sentido de que era un tapete para los políticos o un corrupto –como algunos lapidariamente lo aseguran sin pruebas–, me parecen exageradas. Lo que a mí me consta es que él fue un gran jefe y un excepcional periodista de prensa, radio y televisión –reitera en entrevista la comunicadora
Con la emoción reflejada en el rostro, la periodista Cynthia Lara Paredes –con más de medio siglo de labor profesional a cuestas– asume que los nervios no la han dejado dormir y la inquietud le provoca un revoloteo interior, casi de la misma forma en que a los 14 años, cuando aún apenas era una adolescente estudiante de secundaria y en compañía de otras compañeras, hizo su debut como locutora de radio en la estación XEX 730, en el programa ”El Club de Los Beatles en México”.
–Decían en broma que yo era la primera locutora en calcetas –exclama divertida. Pero su sonrisa no consigue ocultar la inquietud que subyace en ella; esta vez su entusiasmo reviste una especial particularidad.
Y no es para menos. Este miércoles, en pocas horas, a las 6 de la tarde, presentará en la Biblioteca Mexicana de la Fundación Miguel Alemán A.C., su libro ¬Lo dijo Jacobo¬, evento que será transmitido en vivo por internet a través del enlace https://byt.ly/3a09ciR, acompañada por los periodistas Félix Cortés Camarillo y Heriberto Murrieta –autor del prólogo– y el tanguista Hugo Jordán, gran amigo de Zabludovsky.
–Es mi testimonio; un homenaje profundamente cariñoso a Jacobo, a quien tuve la gran oportunidad de tratar por más de 20 años; un testimonio personal y de casi un centenar de colegas y amigos que entrevisté en los últimos años y que, como yo, estuvieron muy cerca de ese ser humano extraordinario, muy disciplinado y muy trabajador.
Hablan muchos de sus amigos, colegas y discípulos, y los hijos de los amigos que ya fallecieron y lo conocieron de la mano de sus padres. Por ejemplo: Plácido Domingo, Mercedes Barcha, la viuda de García Márquez y José Luis Cuevas, ya fallecidos; Elena Poniatowska, Cristina Pacheco, el cantante Raphael el escritor y político español Luis María Anson; varios toreros, entre ellos Enrique Ponce, Luis Castro, también los hijos de Silverio Pérez, gran amigo de Jacobo, los periodistas Valentina Alazraky, Lolita Ayala y Miguel Reyes Razo, entre otros más.
Muchos testimonios y anécdotas de gente que lo conoció, lo trató y se inició bajo su jefatura; es algo redondito que te esboza un retrato de cómo fue Jacobo y de paso, te permite forjar tu propia opinión sobre él –puntualiza la periodista.
En el libro –editado bajo su propia iniciativa y que se encuentra ya disponible en su versión digital y física en Amazon y Mercado Libre, próximamente también en librerías y una importante cadena departamental–, Cynthia Lara consigna que con una trayectoria de más de 70 años en todos los medios de comunicación, Jacobo fue el creador del Noticiero 24 Horas, que informó de una manera diferente y atrajo a toda la familia, para ponerse al corriente de lo que sucedía en México y en el mundo, comentando las noticias al día siguiente con la frase que les daba credibilidad: Lo dijo Jacobo.
Zabludovsky, abogado y periodista –fallecido el 2 de julio de 2015, a los 87 años–, condujo por más de 27 años el programa de noticias con mayor permanencia en la televisión del país, que dio inicio el 7 de septiembre de 1970 y concluyó el 19 de enero de 1998. También dirigió por tres años, de 1998 a 2001, el noticiario ECO (ECO significa Empresa de Comunicaciones Orbitales) que innovó el panorama informativo, al transmitir noticias las 24 horas del día.
–Estarás consciente de que las nuevas generaciones conocen muy poco o casi nada de Jacobo Zabludovsky y que las referencias que por algunas razones han llegado hasta ellos, provenientes de padres o abuelos son de grandes contrastes que en su gran mayoría desdeñan su labor y simplemente lo califican como un periodista de Televisa, que estuvo al servicio de gobiernos corruptos, sin mayores méritos.
–Precisamente este razonamiento me impulsó a escribir sobre él; quise dejar un testimonio de quien realmente fue Jacobo. Durante mucho tiempo me di a la tarea de buscar textos o libros que hablaran de su labor y su importancia dentro del periodismo mexicano, con relevancia internacional, y no lo hallé. Cuando comencé mi tarea me encontré con gente que me decía “qué maravilla; estoy muy feliz de que lo hagas” pero también con otras personas que me dijeron “yo nunca podría hablar nada positivo de ese tipo”. Y precisamente en el texto, de 286 páginas –aunque originalmente fueron 500, que tuve que recortar en aras de hacerlo menos tedioso–, hay un capítulo especial donde manejo eso, en el sentido de que la gente lo juzga sin conocerlo. Empero, respeto también ese tipo de opiniones, aunque evidentemente difiera yo de ellas.
Hay que tomar en consideración las propias condiciones del país, del México de ese entonces, en el momento en que, en el ejercicio periodístico, no había de otra. Existía un sistema político muy duro, autoritario, distinto al que vivimos en los últimos años. En Televisa el propio Emilio Azcárraga Milmo nos dijo un día “aquí le vamos al PRI y somos soldados del PRI”. Y el mensaje fue muy claro: si tú no lo aceptas, pues simplemente renuncias y te vas. Si te quedas, sabes a lo que te atienes.
Pero la labor periodística de Jacobo trasciende la línea política o incluso va más allá de su vida personal, y las críticas tan descarnadas en el sentido de que era un tapete para los políticos o un corrupto –como algunos lapidariamente lo aseguran sin pruebas–, me parecen exageradas. Lo que a mí me consta es que él era un gran jefe y un excepcional periodista de prensa, radio y televisión –reitera la comunicadora.
Bajo la conducción de Jacobo Zabludovsky –impulsor de las carreras de Joaquín López-Dóriga, Abraham Zabludovsky, Lolita Ayala y Guillermo Ortega Ruiz–, Cynthia Lara fue partícipe del crecimiento y desarrollo de varios de sus colegas, entre ellos Magdalena García de León, Félix Cortés Camarillo, Ana Cristina Peláez, Fernando Schwartz, Juan Francisco Castañeda, Heriberto Murrieta, Amador Narcia, Francisco Ramírez, Silvia Lemus, Virginia Sendel-Lemaitre, Martha Venegas, Norma Meraz, Rita Ganem, Fernando Alcalá, Salvador Estrada, Rocío Villagarcía, Rafael Vieyra Matuk, Graciela Leal, Maxine Woodside, Agustín Granados, Rocío González Trápaga, Talina Fernández, Raúl René Trujillo, Juan Sebastián Solís y Guillermo Pérez Verduzco.
Cynthia –a quien Zabludovsky en la redacción la llamaba coloquialmente por su apellido– “Lara”, reconoce que no estudió periodismo “porque me gradué como licenciada en contaduría pública en el Instituto Politécnico Nacional (IPN), pero fue una carrera que nunca ejercí”.
–¿Lo dijo Jacobo significa tu debut como escritora?
–No, porque de alguna manera he participado al lado de varios colegas, en dos libros: Yo, corresponsal de guerra y 24 Horas con Jacobo Zabludovsky. Sin embargo, quiero aclararte que en ningún momento me siento con la categoría de escritora; más bien me considero una aprendiz de escritor, que ha hecho un esfuerzo para que la gente lo conozca, y de alguna manera, en parte del libro, intento desvanecer ese cúmulo de leyendas negras, embustes, como por ejemplo el que el 2 de octubre de 1968 Jacobo inició su noticiero 24 Horas con la frase “hoy fue un día soleado”.
En primer lugar, su programa comenzó el 7 de septiembre de 1970, casi dos años después de los hechos de Tlatelolco, así que éste y otro tipo de relatos fantasiosos se tejieron alrededor de él, sin sustento real. No hay una prueba de que él haya dicho eso y yo lo investigué. Pero como fue un hombre público y sujeto a la crítica, igual me van a odiar sus adversarios –para utilizar esa palabra que hoy está de moda–, o la gente que no lo quiere, seguirá repitiendo las mismas mentiras.
La periodista se da tiempo para recordar sus inicios en los medios informativos en México y reseñar sus vivencias como corresponsal en Europa de la XEX, que luego se integró al grupo Televisa Radio.
–¿Cuántos años tienes de ejercicio periodístico?
–Yo empecé en la radio a los 14 años, como locutora de la estación XEX 730, en del programa “El Club de Los Beatles en México”. Decían en broma que yo era la primera locutora en calcetas, porque estaba en la secundaria; no me pagaban, y cuando se convirtió en una estación de noticias el programa se acabó. Me dijeron que ya no habría más programa y que me volvía reportera o me iba, y entonces dije, pues me vuelvo reportera; comencé a reportear y así, me hice periodista, en la calle, en la práctica diaria y me encantó. Esto es lo mío, mi profesión –dice.
Recuerda que partió a estudiar francés, becada por tres meses, a Besanzón, Francia. En la localidad renacentista, cuna de Víctor Hugo, autor de Los Miserables, Cynthia se dedicó con ahínco a sus estudios. “Pero la beca se terminó y decidí por mi cuenta trasladarme a París y sufragar mi estancia de poco más de 2 años cuidando niños, como baby sitter. Me inscribí a la Sorbona para estudiar el curso de Lengua y civilización francesa y aproveché mi relación con la XEX para convertirme en su corresponsal. Viajé a muchas partes, pero especialmente me encantaba ir a Londres.
“A mi regreso quise retomar mi chamba de reportera, pero en la estación me dijeron, “no mijita, aquí ya no. Vete a pedirle trabajo a Jacobo”. De inicio pensé que era broma, pero al ver que era en serio, y ellos no me resolvían, me presenté ante él. Desde el primer momento me impresionó, porque yo era una chamaca inexperta, pero él me recibió inmediatamente y me dijo que estaba al tanto de lo que yo enviaba desde Europa a la XEX y de las entrevistas que había yo hecho, entre ellas al pintor Salvador Dalí. Se me habían facilitado las cosas, porque en Francia me había inscrito al Club de corresponsales extranjeros.
Así entré a formar parte de su grupo de reporteros en información general, cubriendo de todo un poco, lo mismo un evento político, que la Pasión de Cristo en Iztapalapa; un incendio, una muerte –no precisamente la nota roja–, y al paso del tiempo, por decisión de Jacobo, me enfoqué a cubrir los eventos del presidente de la República; creo fueron casi 4 sexenios en la fuente de presidencia.
–En síntesis, podríamos decir que tu texto es un libro-homenaje a la memoria de Zabludovsky; de un recuerdo muy tuyo y de todos tus colegas y personajes que tuvieron la fortuna de tratarlo a lo largo de su vida.
–Sin duda. Y espero que a las nuevas generaciones el libro les permita conocerlo; quiero que lo conozcan a través mío y del relato de todos mis entrevistados y se formen una opinión de quien un jefe muy exigente, que en lo particular me hizo ser una reportera profesional. Puedo decir incluso que él fue como un padre para mí; me orientaba, me aconsejaba y me ayudó muchísimo. Para muchos –y obviamente para mí–, no me cabe la menor duda que Jacobo fue el mejor periodista de televisión de su época.
FOTO PORTADA: MIGUEL ALEMÁN VELASCO
FOTOS: Cynthia Lara