Será el próximo 15 de septiembre, cuando el aun inquilino de Palacio Nacional arengue “al pueblo sabio” para festejar, más que un aniversario de nuestra independencia, celebrar la consolidación de un gobierno que termino siendo autoritario, imponiendo su voluntad para dejar un clima de incertidumbre sobre el futuro cercano de nuestra nación
Así se ha mostrado ante la intimidación, y el uso faccioso de las fiscalías general y de los estados para “convencer” a los legisladores de oposición que es mejor estar con ellos que contra ellos. Además, mostro que la justicia la manejarán a su antojo y con ello podrán negociar impunidad por poder y viceversa.
Esto regresa la país a la época del Maximato, donde a pesar de existir un presidente legítimo, quien ostentaba el poder real era otra persona. Y esto podría durar varios años, quizás hasta décadas, porque para revertir todo esto será necesario crear “otras mayorías”, lo cual no será fácil ante el poder inmenso que tendrá el Ejecutivo en el país.
El tabasqueño dejará la presidencia, pero no el poder, porque ha dejado una estructura que podría, desde adentro del poder Ejecutivo, minar algunas aspiraciones de la presidenta electa para romper con su persona y proyecto. Porque el legislativo, en su mayoría oficialista, actual, sigue rindiendo honores al caudillo, al líder moral y así lo han dejado escuchar con su ferviente y casi religioso grito “es un honor estar con Obrador”, minimizando la figura de quien a partir del 1 de octubre deberá tomar las riendas del desino de nuestro país.
El panorama es sombrío y se tendrá que trabajar arduamente para inyectar la confianza a los inversionistas de largo plazo para que coloquen su dinero en nuestro país. Porque quienes buscan medrar con la desgracia ajena han entrado a operar, comprando papeles de deuda y de bonos con altas tasas de interés no solo en pesos, sino también en dólares.
Se buscará normalizar la destrucción del país, otorgando programas sociales que poco ayudan para sacar a la gente de la pobreza, se aplicaran subsidios para mantener los niveles de los combustibles a precios accesibles a los mexicanos, pero el costo será pagado por todos: Habrá recortes presupuestales reduciendo la producción y alargando el tiempo de recuperación y crecimiento económico del país.
Entraremos al estancamiento económico y la mediocridad, con la perdida de oportunidades para la gran mayoría de los mexicanos. Porque aparecerán los nuevos caciques que en tan solo dos años tendrán fortunas inmensas y nadie podrá recriminarles eso, porque son producto de su revolución, de la transformación, que el “pueblo sabio” pidió en los comicios del 2018 y que ratifico en este 2024
La resignación y la adaptación a este nuevo México será la realidad y con ello se mantendrá por años y décadas hasta que nuevamente exista un cambio de régimen que nos dirija a otro rumbo, pero las perdidas serán enormes
Las instituciones se habrán ido al diablo y la ley será la que dicten quienes gobiernen y no la Constitución Política, porque para ello se modificará esta, para dar legitimidad al desastre.
Porque viviremos la muerte de la democracia por la vía democrática, donde las mayorías, en gran parte subyugadas por el poder de un movimiento, dicta el presente del país a partir del 1 de septiembre.
La polarización seguirá presente y se seguirán utilizando las palabras adversarias para descalificar a quienes no piensan igual y “porque pueblo lo pide” para tratar de explicar todo lo que se haga.