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Un nuevo escenario se nos presenta en la enseñanza: La educación a distancia. Es algo nuevo para nuestros maestros, padres de familia y por supuesto para el alumno.

El aprendizaje realmente es para todos, incluyendo a las autoridades y como todo lo que inicia puede llegar a enfrentar situaciones inesperadas, las que sin duda se irán corrigiendo conforme el tiempo avance. Es lo deseado y lo esperado.

El nuevo modelo educativo, con nuevas plataformas de estudio, van a salir sin duda, las fallas para ser corregidas y los aciertos para seguir adelante o perfeccionarlos.

Sin embargo, no podemos sustraernos de opinar acerca de la reapertura de clases, digamos diferentes, que no sabemos aún si serán efectivo el nuevo modelo.

Primer día de clases, preescolar. Ausencia de lágrimas en los pequeñitos al despedirse de la mano de mamá. Ahora el niño estará más tiempo con su mamá -eso se supone y se espera- para que auxilie en la enseñanza a la maestra.

Aunque el llanto no se escuchó al ingresar por primera vez a un centro escolar al despedirse de mamá, si hubo lágrimas en el hogar. Pequeñitos que no pudieron hacer su trabajo porque no entendieron. Esas lágrimas deben haber angustiado a las madres.

Obviamente que no es lo mismo que esté en un salón de clases compartiendo el espacio con otros niños. Porque es ahí, en la escuela donde el niño aprende a socializar, a compartir juegos, platicas, aventuras durante el recreo.

¿Quién no recuerda su etapa maravillosa en Kínder? Creo que todos, en ciertos momentos de nuestra existencia hacemos remembranzas de nuestro encuentro con compañeritos, algunos fueron también compañeros en primaria y otros más, nuestros amigos.

Cómo no recordar aquella nuestra primera aparición en el escenario ya fuera bailando o cantando. ¡Hermosa etapa! Sin duda que sí

Al ver el primer día de miles niños en igual circunstancia –la que hoy por medida de salud se impone- me pregunto ¿será posible seguir así?

Lo veo un poco difícil, porque no solo es sentarse frente a un televisor, sino todo lo que la educación implica.

Lo observamos en otro caso, el de un niño de primaria. Su cara triste, no había recibido su clase porque “no hubo señal”. Era de esperarse. Primer día y ya estaba saturado el internet. La frustración del alumno se debía también porque deseaba ver a sus amigos, a sus compañeros, a sus maestros también.

No solo se trata de los estudiantes, también de los maestros, quienes están enfrentando una situación muy diferente a la que estaban acostumbrados. Ellos se prepararon para estar en un salón de clases y ahora deben dirigir la enseñanza a sus alumnos a través de una pantalla.

No todo fue “miel sobre hojuelas” porque a un maestro, supongo de secundaria o preparatoria, lo invadió la desesperación, la frustración al no poder dar su clase como él hubiera deseado. El maestro dio cátedra de humanidad al reconocer sus limitaciones y sus alumnos, de generosidad al brindarle palabras de aliento.

Una linda chica le dijo –palabras más, palabras menos- que no se preocupara, que todos “habían batallado”, no se podía conectar pero que su clase había estado muy bien; un bonito gesto de la alumna, hacia un maestro responsable.

Un gran ejemplo para muchos jóvenes y algunos no tan jóvenes que utilizan las redes para burlarse de otros, para tratar de defender lo indefendible con descalificaciones groseras a quien no opina como ellos o para insultarlos y ridiculizarlos creyéndose ellos perfectos.

La educación a distancia apenas empieza en todos los niveles. Aunque hay que reconocer que un buen número de actividades ya se han estado realizando de esa manera.

Si bien es una magnifica herramienta de comunicación, no me convence el pretender iniciar a los niños, desde preescolar. Por naturaleza el ser humano es sociable, por lo tanto, requiere interactuar con otros personajes. Los pequeñitos deben jugar, relacionarse, disfrutar su infancia.

Confiemos que podamos recuperar un día no muy lejano, los espacios destinados a la niñez y volvamos a escuchar sus risas en parques, áreas de juegos y en los centros escolares.