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El presidente y sus seguidores constantemente hacen gran alarde de los más de 30 millones de votos que el presidente recibió en las elecciones del 2018. Pero, analizando con detenimiento las estadísticas electorales, los ciudadanos que votaron por la oposición y los que dejaron de votar fueron más de las dos terceras partes del los ciudadanos empadronados (26 y medio millones que votaron por opciones diferentes al presidente y 32.7 millones de habitantes que dejaron de votar, de un universo de empadronados de 89.3 millones de ciudadanos).

Entonces, mis queridos amlolovers, no hay que echar las campanas al vuelo necesariamente de que el presidente cuenta con todo el apoyo ciudadano del país.

El gran reto para la oposición para las elecciones del 6 de julio de 2021 es incidir en ese gran universo de abstencionistas, primero, para que salgan a votar, y después, para que voten por la oposición a Morena y sus partidos aliados.

Un gran filón de oportunidad que existe para abatir el abstencionismo, aunque usted no lo crea, es el Norte del país y los estados de nuestra República que mayores contribuciones hacen al PIB nacional, que es donde la mayor abstención electoral existe. Por ejemplo, los estados de Baja California, Chihuahua, Nuevo León y Guanajuato, son los que tienen mayores porcentajes de abstencionismo electoral, mientras los estados de Yucatán, Campeche, Tabasco, Puebla, Oaxaca, Chiapas y Guerrero son los que más alto nivel de votación han tenido en relación con sus ciudadanos empadronados.

El abstencionismo superó el 40% en más de dos tercios de las entidades federativas. En los municipios que tienen un alto grado de intensidad migratoria de egreso y retorno internacional, con más viviendas que reciben remesas del exterior, la abstención superó el 40 %, destacándose los localizados en los estados de Durango, Guanajuato, Aguascalientes, Nayarit, Chihuahua, Michoacán y Jalisco.

Con un criterio de capacidad de compra de los ciudadanos, los que tiene mayores ingresos son los que más se abstuvieron de votar. Así, los municipios que acumulan el mayor número de ciudadanos que compraron vienes duraderos, el grado de abstención estuvo a los niveles del 39 %.

Por edad, los jóvenes y los adultos mayores son los que más se abstienen de votar.

Lo sorprendente, es que, por nivel de escolaridad, los ciudadanos que llevan más de 8 años en las escuela se abstienen de votar en un 37.3%, cuando el promedio nacional de abstencionismo es del 36.7%.

Peor aún, si promediamos las últimas 5 elecciones el abstencionismo supera el 45%, pero en las elecciones intermedias como las que habrá el próximo año, la abstención supera el 50%.

En las pasadas elecciones, en los estados de Coahuila e Hidalgo, los niveles de abstención llegaron a 39% y 49%, respectivamente.

Al medir la abstención por mayoría de partido gobernante, en donde domina Morena, la abstención es del 33%, en donde gobierna el PAN y los independientes, la abstención es de más del 41%.

Como conclusión, podemos mencionar que, si la oposición al actual régimen y a Morena y sus aliados desea ser exitosa, lo primero que necesita hacer es abatir la abstención, por lo que será necesaria una gran movilización ciudadana que analice la situación y las causas del abstencionismo electoral, identificando quiénes se abstienen, el por qué de su falta de voto, los lugares en donde se encuentran localizados los abstencionistas y sus razones para ello.

Para eso es necesario llevar a cabo una inteligencia territorial, revisando las peculiaridades de las distintas regiones del país, grupos sociales y condiciones socio/económicas, idiosincrasias, etc.

Pero, sobre todo, será necesario encontrar los provocadores para abatir esta fenomenal abstención, explicando las consecuencias que esto ocasionará a los habitantes de México si este fenómeno persiste.

Trabajemos para abatir el abstencionismo, se lo debemos a México, se lo debemos a nuestros hijos.

*Información estadística procesada por México Bigdatatm. con fuente en datos oficiales.