O lo que es lo mismo: “quieren bajarme del barco a como dé lugar”, según se queja el prístino y honesto exministro Arturo Zaldívar Lelo de Larrea.
¡Ajajá! Pero, como es patriota, abogado sin mácula, advierte:
“No voy a permitir que se manche mi nombre y se me quiera usar políticamente”.
¿Entonces qué es lo que hizo de él Andrés Manuel López Obrador cuando le tiraba línea –y en la mañanera del pasado 27 de febrero compartió públicamente la referencia– para que operara con jueces y magistrados resolutivos en beneficio del gobierno?
¡Rercórcholis Bat Masterson!
En la 4T, todos son víctimas.
Y es que el insobornable Arturo –confeso admirador del licenciado presidente, según se registra– está más allá de ser árbol caído.
Lo confirma su renuncia presentada a Su Alteza Serenísima con un año de antelación a jubilarse porque se le quemaban las habas para incorporarse a la causa de la favorita del profesor, quien lo invitó ex profeso. Y sin querer queriendo abrió el espacio para que la jurisconsulta Lenia Batres fuera designada ministra de la Suprema Corte de Justicia de la Nación.
Entonces, señoras y señores, el docto Zaldívar Lelo de Larrea sabía que los cadáveres escondidos en su clóset o las cenizas acurrucadas bajo la alfombra de su modesta casa serían su Waterloo más temprano que tarde; y que no se haga que la virgen le habla porque de sus presuntos malos pasos hay, incluso. registro desde hace por lo menos un par de años.
Mire usted, amén de la denuncia anónima presentada el viernes de la semana pasada respecto de una serie de ilegalidades en las que incurrió el equipazo del licenciado Lelo de Larrea y que lo involucran, la colega Yohali Reséndiz publicó información del malware “Pegasus” que aluden a la presunta entrega de sobornos al entonces ministro presidente.
Por supuesto ya hubo quien acusó raspón por el caso y se desmarcó del asunto que concierne al caso Wallace. Se trata de Ricardo Raphael quien le dijo a Azucena Uresti que él no tiene vela en el entierro.
Pero, pero.
A partir de la divulgación de la denuncia que fue admitida por la ministra presidenta Norma Lucía Piña Hernández, hay quienes jueces y magistrados con nombre y apellidos han denunciado haber sido presionados y presionadas incluso personalmente por el entonces poderoso presidente de la Corte y del Consejo de la Judicatura.
Quien blofea se lleva y vive en pecado por mentir. Así que, es mentira que las denuncias anónimas presentadas ante la Corte no se investiguen, toda vez que en la administración de Zaldívar Lelo de Larrea se admitieron 283 casos a investigación acorde con la reforma de noviembre de 2020 al Acuerdo General del Consejo de la Judicatura Federal para que, ante una queja o denuncia en la que se adviertan indicios de responsabilidad de integrantes de la Corte se investiguen.
Por supuesto que abrimos investigaciones cuando hubo pruebas”, admitió Zaldívar en entrevista con Joaquín López-Dóriga.
No se prejuzga y el abogado Lelo de Larrea no debe victimizarse y menos insistir en que es sujeto de cacería de brujas o de venganza política para afectar a la 4T y a la campaña de Claudia Sheinbaum. Las denuncias, porque ya se presentaron otras con nombres y apellidos, no aluden a la candidata del Corporativo Morena y menos a doña Shein.
Ahí está el caso de Miguel Alfonso Meza, consultor en litigio estratégico y derecho anticorrupción, que lo ha denunciado ante el Consejo de la Judicatura, como ha procedido la magistrada Elba Sánchez Pozos.
En fin, el exministro, férreo defensor de la 4T se queja de que ya le dieron golpe mediático e insiste en que la ministra presidenta –de quien presume haber sido gran amigo– usa a la Corte y al Poder Judicial en la contienda electoral
Y más, afirma, “es claro que está aliada a la candidata del PRIAN” y asegura que la ministra “está haciendo un ataque político mediático y un linchamiento con intenciones políticas perversas”.
En serio, no se ría. Es evidente que hay un subrayado mimetismo a partir de las lecciones del Duce López Obrador, quien sabelotodo como es declara que, “ahora hay un debate en contra del exministro Zaldívar”.
A ver, a ver, primo hermano, no es debate, es acusación o una serie de acusaciones contra tu cuaderno de doble raya que pueden prosperar penalmente.
–¿Algún mensaje para él, presidente? —preguntó una señorita en la mañanera de inicio de semana.
–De que tiene todo nuestro apoyo, nuestro respaldo, nuestra confianza. Yo lo considero un abogado íntegro, un exmiembro del Poder Judicial y de la Suprema Corte que actuó con rectitud –respondió el licenciado López Obrador.
No podía ser menos, luego de que el hoy exministro atendió puntualmente las “recomendaciones” de Andrés Manuel.
¡Vaya con el exministro! El que se ríe se lleva y, hoy, todo es político, todo, hasta las ganas de joder y el cobro de facturas. ¿Y?
Anda duro y dale, acuse y acuse a la ministra presidente a quien, dice, le tenía cariño. O sea, eran amiguis, pero Arturo se metió a lo profundo y ahora la desconoce y acusa de haberle dado en la madre a lo que él hizo en la Suprema Corte.
Zaldívar Lelo de Larrea sabe que puede ir a prisión junto con sus cómplices y apuesta a que la doctora Shein gane la contienda. Requiere protección y tiene la Andrés Manuel, pero sólo hasta septiembre próximo. ¡Chin!
¿Blofean sus acusadores? Pues ¡vaya forma de blofear! Y en esta conjugación del verbo blofear, Xóchitl Gálvez dijo que, como presidenta, no blofeará y aplicará la ley.
¿Usted la cree a Arturo Zaldívar Lelo de Larrea? ¡Yo tampoco! ¿A poco no, Drakko?
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