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¡Caray! Como que ningún mexicano se había dado cuenta y, después de tanto y tanto, finalmente nos enteramos de que Su Alteza Serenísima es el simulador grandilocuente de la 4T.

Pero él dice que no.

En la homilía mañanera de media semana, el licenciado presidente respondió –por supuesto con sus datos– que, “a diferencia del ambiente que están queriendo recrear nuestros adversarios, la gente tiene confianza en el gobierno. Y hay que ver la cara, las caras de la gente, hay esperanza”. ¡Sopas!

Ésa sí es encuesta apoyada en la realidad. ¿A poco no?

Porque si usted anda por la calle sonriente, de buen humor, no es que esté enamorada o enamorado, ni que haya tenido un buen despertar en casita ni que sus hijos estén a punto de concluir la carrera.

¡No!

Usted tiene esperanza en que caerá el maná del cielo y la carestía es mentira y si ha crecido el flujo de indocumentados mexicanos hacia Estados Unidos, es porque allá se requiere su mano de obra y, ¡caray!, por solidaridad y con riesgo de perder la vida se fueron a territorio gringo, aunque en sus lugares de origen y residencia les iba de poca madre. Canijos indocumentados, bien solidarios.

Porque Su Alteza Serenísima Andrés Manuel I está convencido de que, aquí, desde Cuajimalpa y hasta Cancún, Chilapa y San Quintín, todo está a pedir de boca y hay confianza en su gobierno. Y no es simulación porque, aduce:

“Y, bueno, si todo esto es subjetivo pues vámonos a las encuestas. Si estuviésemos tan mal, tan mal, como lo sostiene a diario el Reforma y El Universal, y los columnistas conservadores, reaccionarios, pues habría una gran inconformidad”. No se ría, por favor, lo dijo el Duce Andrés Manuel I apenitas ayer miércoles 6 de julio.

¿A poco no es una excelente referencia objetiva del Duce? Por tanto, las manifestaciones frente a Palacio Nacional son invento de los canijos conservadores y los anti patriotas periodistas. Por cierto, ¿por qué se niega a resolver el conflicto laboral de Notimex y mantiene en la dirección a la señora Sanjuana Martínez? ¿Porque es un movimiento subjetivo?

¡Ah!, ¿y por qué está cercado el Palacio Nacional? ¿No que era la casa del Pueblo? De ese tamaño es el miedo.

Bueeeno, es que, asegura el licenciado presidente, “sí existe, desde luego, un sector conservador que está furioso y cada vez se enfurecen más porque la realidad los va desmintiendo. Imagínense, para un conservador el que se haya comprado una refinería en Estados Unidos, que en el tiempo de su admirado Salinas se había compartido con Shell y que se toma la decisión de comprarla, y en seis meses se paga, el coraje de los expertos”.

Y huelga decir que por eso y solo por eso, Dos Bocas puede costar lo que sea porque es una obra nacionalista y si se inauguró una primera etapa mas no la refinería completita como prometió, pues así lo quiso el destino.

¿Y?

Dice el licenciado López Obrador a sus adversarios que “el coraje que les da de que el peso no se ha devaluado, el coraje que les produce que en esta inflación mundial México es de los países menos afectados. Entonces, vamos nosotros a seguir adelante, siendo muy respetuosos de todos y tomando decisiones”.

Gracias, licenciado, gracias. ¡Caray!, que sería de México sin usted, dicen los mercenarios de la mañanera, heraldos del sentir popular.

Por eso informa que el tema de los migrantes lo tratará con el presidente Biden, porque “es un tema central y que mi propuesta al presidente Biden es una opción, es una alternativa buena para ambos pueblos y para los dos países en materia de migración”.

Y he aquí que Andrés Manuel sostiene que “hay mucha simulación en este tema, como en otros, sólo menciono una: si ustedes van a Estados Unidos y les alcanza para ir a un restaurante, puede que esté vacío, que sólo haya dos mesas ocupadas, o tres, y no les den servicio teniendo las mesas vacías, y la persona que atiende les dice: ‘No podemos darles el servicio porque no tenemos trabajadores de cocina ni trabajadores que atiendan las mesas’.

“No hay trabajadores en Estados Unidos para sus actividades productivas. Entonces, ¿por qué negar este hecho real, la falta de trabajadores, y al mismo tiempo impedir que lleguen migrantes?”

Dígame si es que he errado en mi apreciación de que los migrantes indocumentados son solidarios patriotas con Estados Unidos y, aunque se les vaya la vida en la aventura, cruzan el Río Bravo hartos, además, de que en México les vaya de pocas tuercas y sus familias les pidan apoyar a la economía estadunidense. Total.

Que no les dé preocupación alguna porque en las zonas miserables hay bonanza y un altar con veladora frente a la fotografía del licenciado Andrés Manuel I. Los mueve la esperanza. ¡Híjolas!

Aunque, previsor y como su pecho no es bodega, Su Alteza Serenísima tiene la humildad de admitir que “se mantiene desde hace mucho tiempo una política injusta de pagarle menos al trabajador indocumentado y de poderlo correr cuando les da la gana. ¿Cómo va a crecer una nación sin fuerza de trabajo?”.

O sea, sí pero quién sabe y por eso adelanta que con míster Biden su planteamiento es: “vamos a ponernos de acuerdo en lo laboral y vamos a ordenar el flujo migratorio, y vamos a legalizar la contratación de trabajadores. Que no sea un asunto de particulares, de traficantes de personas, de ‘polleros’, de empleadores sin escrúpulos, sino que sea un asunto de gobiernos. Y vamos a ponernos de acuerdo sobre visas de trabajo, no sólo para campesinos, para obreros; para profesionales, para mucha gente”.

¡Perfecto!, pero, pero, licenciado presidente, seamos sinceros, déjese de simulaciones, de hacer politiquería y dígame por qué en casi cuatro años de su gobierno ha crecido el número de pobres y la expulsión de mano de obra hacia Estados Unidos, ¿no que primero los pobres?

¿Los pobres y miserables, profesionistas y clasemedieros y desempleados de las colonias populares jalan para el norte porque les va de poca madre en sus comunidades? ¿Son simuladores?

¿Por qué no sigue el ejemplo del presidente Franklin Delano Roosevelt, que citó en la mañanera y se deja de rollos falaces, patrioteros y desbordantes de rencor?

Lea usted lo que Su Alteza Serenísima refirió del presidente Roosevelt:

“(…) el presidente Franklin Delano Roosevelt, que le tocó enfrentar la crisis económica y cambió la política, y sacó a su pueblo de la crisis y recuperó la confianza de muchos en que había futuro en esa gran nación. Pero fortaleció al sector público, impulsó la actividad productiva, estableció una medida que los conservadores dirían ahora ‘es populismo’: el empleo pleno, puso a trabajar a todo el pueblo. Fomentó mucho las obras públicas para crear trabajo”.

De acuerdo, y ¿por qué no sigue el ejemplo y se deja de baladronadas? Tres obras no son progreso y sí ejemplo del voluntarismo personal con la idea de pasar a la historia, incluso con puntadas como desaparecer al Horario de Verano que data del siglo XIX y bautiza “el Horario de Dios”, casualmente porque, además, a su libre albedrío interpreta el mensaje del clero mexicano y se compara con Jesucristo y dice que el papa Francisco tiene similar mensaje al de él respecto de los delincuentes.

Andrés Manuel I y sus panegiristas asumen que, en el mensaje signado y divulgado por la Conferencia del Episcopado Mexicano, la Conferencia de Superiores Mayores Religiosos de México y la Provincia Mexicana de la Compañía de Jesús, el pasado lunes 4 de julio, el clero se retracta de su postura que urge a revisar el plan de seguridad pública de su gobierno, a raíz del asesinato de los dos sacerdotes en Chihuahua, e incluso ven cierta simpatía en torno del lema “abrazos y no balazos”

En el punto 3 del mensaje, los representantes del clero mexicano, como parte de la convocatoria a la Jornada de Oración por la Paz, en este mes julio, recomiendan:

“Como signo profético de nuestra Iglesia, las eucaristías del día 31 de julio pidamos por los victimarios, oremos por sus vidas y la conversión de sus corazones, tendamos la mano para recibirlos con el corazón arrepentido a la casa de Dios. Ellos también son nuestros hermanos y necesitan de nuestra oración. No más violencia en nuestro país”.

¿En qué parte avalan el plan de seguridad pública de López Obrador y su lema de ‘abrazos, no balazos’?

El mensaje es elemental y no varía en religión alguna. Blofear y simular, más que el béisbol, es el deporte favorito del licenciado presidente. El gran simulador. ¿A poco no? Digo.

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