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Mexicanizar a Banamex, es la respuesta que otorga López Obrador sobre la venta de Banamex que hace Citigroup, sin embargo, esta frase que puede ser muy nacionalista y altamente rentable, debe remitirnos a que ha pasado cuando las grandes empresas financieras están en su mayoría en manos de mexicanos o del Estado.

Deberemos remitirnos a principios de la década de los 80m cuando José López Portillo, nacionalizo la banca y afirmo, que “no nos volverán a saquear”, al referirse al acto de quitar de las manos de banqueros extranjeros el sistema y otorgárselo al estado, el resultado años después fue una decisión de volver a privatizar estas instituciones porque en México nunca ha existido el dinero suficiente para soportar un presupuesto cada año creciente y la voracidad del Estado de tomar todo el dinero para solo hacer obras a favor de la figura presidencial en turno y quizás sin ninguna utilidad permanente para la gente.

Esto provoco que al pasar a manos privadas los banqueros buscaron la manera de hacer rentable el negocio y otorgaron créditos al por mayor, para que crecieran sus capitales, el resultado final fue un endeudamiento enorme de los mexicanos con estas instituciones, lo que hizo que el gobierno federal nuevamente interviniera a través de la creación del FOBAPROA, un fondo para garantizar a los ahorradores su dinero estaba resguardado.

Todos los mexicanos fuimos parte de este Fondo, que beneficio a muchos otros mexicanos que, al sentir en sus manos el poder de un crédito sumaron a su riqueza personales propiedades que nunca pagaron y que terminamos pagando todos. Por cierto, existen algunos diputados federales y senadores, actuales, que fueron beneficiados y se les pagaron sus deudas.

Con el Fobaproa, los bancos con inversionistas mexicanos, igual hicieron grandes fortunas, fueron contra él cuenta habiente, defraudaron la confianza de las autoridades, se auto prestaron, y quebraron al sector financiero. La diferencia para que un banco beneficie a la sociedad, preste mejor, con mayor calidad y menor precio, es la competencia y establecimiento de reglas claras de sus operaciones. No la nacionalidad de sus accionistas.

El objetivo primordial para establecer un banco en México debe ser su funcionalidad, que se rijan con reglas, para permitir mejores créditos, innovaciones y tasas de interés adecuadas a nuestra economía.

Además, que se garanticen condiciones para competir y que el dinero se use en México, más allá de dónde sean los inversionistas.

Otras de las voces que han referido el tema es el actual director de la Unidad de Investigación Financiera (UIF), Pablo Gómez, quien opino que el banco pase a manos de personas que no tiene un banco, para “evitar que crezca el oligopolio” y añadió que “seria todavía mejor la participación de muchos capitalistas asociados con el Estado”.

Esta opinión nos muestra que Pablo Gómez únicamente quiso quedar bien con su jefe, López Obrador, sin mira que el sistema bancario mexicano si existe competencia y si no entran más jugadores es porque no se han creado las condiciones de confianza para que estos grupos financieros se establezcan en el país.

También ha participado Arturo Herrera, ex secretario de Hacienda de esta administración federal, quien escribió en redes sociales que se debe evitar una concentración perniciosa, para que los bancos puedan competir.

Agregó otro gran aspecto a tomarse en cuenta para vender Banamex, que el comprador sea “bien portado”, que sea un cumplidor de las leyes y de los reguladores.

Entonces recordemos que el Estado ya fue dueño de los bancos, en los años 80 con la nacionalización, y no pudo hacerlos competir, cayeron en subsidios, burocracias doradas y falta de competencia.

México requiere de una mayor cantidad de instituciones financieras, pero lo primero que debe hacerse es establecer leyes claras, que normen la funcionalidad de estos bancos, que permitan, repito, créditos para el consumo, pero también que otorgue ganancias a quien tiene los bancos, para que sea un juego de ganar-ganar y no solo de nacionalidad o nacionalismo anacrónico