Hacía mucho tiempo que los priistas no tenían la atención ciudadana pero la incertidumbre sobre el nombre de su candidato presidencial logra entretener a los medios con las especulaciones y adivinanzas en el tema.
Es cierto que los tres últimos candidatos presidenciales de este partido estuvieron alejados de esa posibilidad, ya que con antelación se supo los nombres de quienes encabezarían la propuesta tricolor en los comicios de 2000, 2006 y 2012.
Francisco Labastida Ochoa, Roberto Madrazo Pintado y Enrique Peña Nieto, fueron nombres conocidos con mucha anticipación, con todo y que los dos primeros surgieron de un supuesto proceso interno democrático, que generó resquemor, mientras que el tercero no tuvo competencia.
Para el año dos mil y el 2012, los priistas salieron como favoritos para ganar los comicios presidenciales, en 2006, estuvieron al inicio en plan competitivo y luego se cayó su candidato. En este cercano 2018, los priistas inician como gobierno, pero lejanos en las encuestas del favorito.
Aparecen en tercer lugar después del que será abanderado de MORENA, Andrés Manuel López Obrador y del que sería el Frente Unido por México, sin importar el nombre del abanderado de uno y otra alianza.
En el priismo se da por hecho que irá de la mano con el Partido Verde y eventualmente con Encuentro Social y Nueva Alianza y con todo y ello no les alcanza, cuando menos por ahora.
De ahí que su estrategia centrada en recuperar la figura del tapado les está dando un reposicionamiento que se antoja necesario para entrar en la disputa por la candidatura presidencial.
Sin importar el nombre de quien sea finalmente su candidato, la especulación creada les ayuda a estar en boca de todos, aunque para ello se requiere de otras estrategias que deberán ser diseñadas para acompañar a su abanderado, cuando se conozca su nombre.
La marca PRI se encuentra a la baja, motivado por todos los escándalos ocurridos en la presente administración, en la que gobernadores acusados de enriquecimiento y otros delitos, así como errores en algunos programas y ensayos de estrategias, aunado a malas decisiones, tiene hundido al tricolor, cuando menos en las encuestas que circulan profusamente.
Personajes como César Camacho, contribuyen a hacer más grande la brecha, con una serie de declaraciones que simplemente llaman a la compasión.
El PRI, como partido es el de mayor rechazo por parte de los electores, situación que podría cambiar al conocerse el nombre de su candidato, que tendrá que ser bien arropado.
El juego de las especulaciones que tiene ahora mantiene entretenida a la ciudadanía, aunque pronto tendrán que decidir y recurrir a quitar una capucha que para muchos es ampliamente conocido el rostro del que la trae puesta.
Su nombre y cara están presentes en todo momento, cuando se habla de la sucesión dentro del PRI que incluso surgen nombres de los que serán sus acompañantes.
José Antonio Meade Kuribreña es un tapado no tan tapado con el que el PRI juega en dos canchas, puede ser el candidato presidencial o Gobernador del Banco de México, aunque esta última pareciera quedar ya en el olvido.
Para algunos analistas, Meade Kuribreña es solamente un distractor, aunque los priistas cambiaron sus reglas para seleccionar candidatos, como un mensaje dirigido hacia él.
En el caso del secretario de Hacienda es tan grande la confianza de algunos rumorólogos que hasta forman un equipo de trabajo que estaría conformado por los secretarios de Gobernación, Educación Pública y Relaciones Exteriores, entre otros.
Miguel Ángel Osorio Chong, secretario de Gobernación, parece ser el único que le hace sombra en ese sentido al secretario de Hacienda.
Osorio Chong es bien visto por una corriente de los priistas e incluso es quien mejor pinta en las encuestas, aunque también aparece hasta el tercer lugar, como eventual abanderado del PRI.
En las semanas recientes renació como prospecto priista el secretario de Relaciones Exteriores, Luis Videgary Caso, al que se había bajado de la sucesión presidencial después de que ocurrió su salida de la secretaría de Hacienda.
Videgary Caso tuvo un repunte, al igual que su partido, aunque se espera que la negociación del TLC y su estrecha relación con factores de poder del gobierno de Estado Unidos sean su mejor aval, para insertarse nuevamente en la disputa por la candidatura presidencial.
La eventualidad de una ruptura entre los partidos que forman el Frente Unido por México, Acción Nacional, de la Revolución Democrática y Movimiento Ciudadano, abre una ventanita de oportunidades para que el PRI pudiese resurgir como un verdadero contrincante en el proceso electoral presidencial del 2018.
En esa parte el nombre de su candidato será un factor de importancia para concederle o restarle puntos en la búsqueda de mantener el interés de los votantes para respaldarlos en las urnas.