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Sin duda el inquilino de Palacio Nacional, esta más preocupado por mantener su popularidad, que hace hasta lo imposible por siempre dictar la agenda del país, desde su tribuna de las conferencias matutinas.

Sin embargo, México por tradición, en cada momento que se acerca el cambio de presidencia, hace olvidar al actual en funciones y por ello muchos de ellos buscan en su sucesor, un arreglo que permita tener un retiro sin tantos dolores de cabeza.

Quizás por ello, la preocupación del macuspano se incrementa, porque al no lograr la continuidad de su proyecto, las consecuencias para él su familia y gente que se ha beneficiado en este sexenio podrían ser muy impactantes.

Porque si la oposición gana, entiéndase Xóchitl Gálvez, con el PAN, PRI y PRD, los ajustes de cuentas por parte de ellos, que fueron ofendidos y afectados en sus intereses económicos, políticos y personales, podrían partir de la revisión de libros que pondrían al descubierto detalles de carácter económico y político que llevarían a un desenlace mayor al que hemos observado en los anteriores sexenios desde un hermano de un ex presidente encarcelado, o altos funcionarios de las administraciones con juicios penales.

El inquilino de Palacio Nacional por ello no está dispuesto a considerar la posibilidad de perder el poder en manos de la oposición y por eso se coloca como el candidato a vencer, minimizando a su “corcholata”, al grado de ser solamente la candidata que debe ceñirse a las decisiones del máximo jerarca.

Esta es la posición en la que, hasta ahora, se encuentra Claudia Sheinbaum, quien ha intentado, en privado, deslindarse de ciertas políticas ratificar su lealtad absoluta a su mentor quien, desde hace carios meses ha impuesto una plataforma de campaña en las iniciativas de constitucionales enviadas al Congreso,

En la oposición, la campaña contra el presidente para vincularlo con el narcotráfico se presenta como el marco para un ajuste de cuentas. Algo que hasta el momento el macuspano no ha querido confrontar de manera jurídica, porque sabe que en sus conferencias matutinas, aun tiene tiempo para descalificar cualquier acto de la oposición, haciéndose la victima y utilizando al populismo como su herramienta política de defensa.

El macuspano sabe que atacar a la oposición con calificativos como, corruptos, vende patrias, inmorales, perversos, llega de manera directa al “pueblo sabio” al cual lo tiene en sus manos a cambio de otorgar migajas como programas sociales.

Entiende que tener a las fuerzas armadas de su lado, otorgándole poder y riqueza, podría ser defendido por estas cuando el lo siente necesario, Y si además permite a los grupos delincuenciales ocupar y administrar territorio nacional, sabe que estos no permitirán que nadie se los arrebate y harán todo lo posible, como el asesinar a candidatos, para a través de infundir miedo, evite que la ciudadanía salga a votar.

La posibilidad de un triunfo opositor no es vista como una alternancia similar a las que han ocurrido desde el año 2000, sino como una especie de terremoto capaz de destruir a la 4T y castigar a muchos de sus representantes de esta, que simplemente fueron utilizados como los peones a cambio de un poco de riqueza.

Pero será el próximo dos de junio cuando veremos el resultado real de este sexenio que se dedico más a combatir a la oposición, que a la delincuencia, a beneficias a amigos, familiares y gente cercana al “jefe”, que a sacar de la pobreza a los mexicanos y que gasto el dinero de todos los mexicanos en caprichos que tendremos que pagar por varios años más.