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elcristalazo.com

La mejor frase sobre el automovilismo y en general los deportes se le atribuye a Ayrton Senna da Silva, uno de los grandes pilotos en la historia de la Fórmula Uno:

“El segundo lugar es el primero de los perdedores”. O de otro modo:

El segundo lugar es para quien no pudo ganar el primero.

Y así, en esa escala perogrullesca, el tercero le corresponde a quien no logró tampoco el segundo… ni ganó la competencia.

El segundo lugar entre los perdedores, según esa lógica implacable del piloto brasileño con quien nadie está obligado al acuerdo. Tampoco al desacuerdo. En pos del primer lugar se mató por una falla meánica en Italia y ya no atiende discusiones.

–¿Tiene algún mérito ganar el tercer lugar en algo?

Obviamente lo tiene, sobre todo en competencias deportivas. Mucho. Pero es mejor el primero.

Y no se trata de ser aguafiestas ni de restarle reconocimiento al sitio en el podio del “Checo” en el Gran Premio hace unos días apenas. Medalla de bronce, dirían.

No se sabe si la desmesura de esta celebración en torno del más joven ídolo en el santuario nacional, fue inducida por los medios o por el aprovechamiento político del asunto (Paseo de la Reforma incluido) , porque la “hazaña” sólo corresponde a sus circunstancias y su esfuerzo.

Un piloto responsable, dedicado, formal, serio, a quien no se le conocen escándalos; hombre de familia (a pesar del desaforado padre alharaquiento), cuyo más reciente resultado lo coloca en la cima del automovilismo deportivo en México, lo cual es decir poco hasta ahora. Es una incipiente cumbre chaparrita, no una cordillera de siete campeonatos mundiales.

La escandalera fue tal como si hubiera vencido a Schumacher, Hamilton, Fangio, Jim Clark y Senna juntos. Calma, raza, diría “El Piporro”.

¿Es lo mejor hasta ahora?

Pues sí, en el subdesarrollo deportivo un poquito es una enormidad. Un tercer lugar cubre el decoro profesional.

Vendrán triunfos de primer sitio y con ellos más motivos de gozo para quienes buscan en las entrañas de la desgracia nacional un signo de aliento, porque no todo ha de ser ganarse los primeros sitios en mortandad por la pandemia o escasez de vacunas o desprotección de niños cancerosos. O un número cotidiano espeluznante de muertos en la oleada sangrienta de cada día.

Por eso necesitamos un ídolo.

MISTERIO

“…Al llegar al aeropuerto de la capital guatemalteca (dice la columna institucional de El Universal de ayer), agentes aduanales la separaron (a una asistente) del grupo apenas bajó de la aeronave y la pidieron firmar una nueva declaración en la que notificaba sobre el dinero reportado previamente.

“En esta nueva declaración ella informó portar dólares, pero en un descuido omitió especificar el monto. Ello originó que el dinero fuera incautado en forma precautoria. Una vez aclarado que el dinero había sido reportado desde México, todos los viajeros del avión, ella incluida, reanudaron sus actividades programadas…

“…(…) Personas no identificadas filtraron a medios de comunicación mexicanos aspectos del incidente, incluso documentación de la fiscalía de Guatemala con datos personales de los afectados.

“En las publicaciones derivadas de ello, el tema fue premeditadamente exhibido como un aspecto cuestionable del referido festejo social…”

¿Quiénes son esas personas no identificadas? Misterio. Hasta ahora. Pero se sospecha.