Estaban reunidos hace tiempo en Palacio Nacional, después de la mañanera, el mismísimo presidente de la República, el Fiscal Gertz, Marcelo Ebrard, el General Luis Cresencio Sandoval, Alfonso Durazo, el consejero jurídico de la presidencia Julio Scherer, acompañados por algunos de sus más íntimos asesores, discutiendo fuertemente sobre sus preocupaciones de que la aceptación presidencial ya estaba en los cuarentas porcientos y que las preferencias electorales de Morena habían caído en los 18 porcientos. Cuando el presidente los calmó y les dijo, – amigos, no se preocupen todo va de maravilla, ustedes no tienen ese sentir del palpitar nacional como yo. El pueblo lo que quiere siempre es circo y escándalo. Ya lo hemos estado preparando el Fiscal Gertz y yo, cuando iniciamos la persecución sin piedad del corrupto de Emilio Lozoya, de su esposa e hija. Ese sí tiene gran cola que le pisen y no le va a quedar otra más que negociar con nosotros y nos suelte toda la sopa y hasta que diga lo que nosotros queramos que diga-.
De inmediato interviene el Fiscal Gertz, – sí señor presidente, pero no crea que esto es tan fácil, los españoles que tienen detenido a Lozoya son muy celosos de los procedimientos de su país y de los protocolos del Tratado de Extradición que tenemos con España. A lo cual le responde el presidente, – sí, caray, siempre ustedes los abogados le ponen diez piedras a cada solución. A ver, ¿qué le podemos ofrecer a Lozoya con tal que nos suelte la sopa? -, a lo cual contesta Gertz, -podemos aprovechar el llamado “criterio de oportunidad” para ofrecerle a Lozoya que se desista de ejercer sus derechos conforme al Tratado y se venga voluntariamente a México-. Inmediatamente interviene Durazo, -yo no confío en nada en Lozoya, si lo sueltan los españoles es capaz de pelarse a Pago Pago-. Interviene Ebrard de Inmediato, – a ver General Secretario, ¿es posible mandarle un avión de la Fuerza Aérea Nacional, como el que utilizamos para traernos a Evo? A lo que de inmediato responde el General con voz fuerte y firme, -por supuesto señor Canciller, de inmediato podemos hacer los preparativos-.
Luego el presidente entusiasmado responde, – ¡excelente mi General, sé que siempre puedo contar con usted!. Miren señores, con esto hacemos que Lozoya diga que tiene sendas grabaciones para mencionar que la lana que Odebrecht le dio para sus contratitos, una buena parte la usó para comprar el voto de los panistas para que aprobaran la reforma energética-. De inmediato le responde al presidente Durazo, -pero señor presidente, eso no puede ser, porque los panistas nos presentaron lo que ellos querían de la reforma y aunque nosotros los de la izquierda lo rechazamos de inmediato, el presidente Peña sin chistar lo aceptó, así que, ¿cómo les iban a pagar para que hicieran algo que ellos elaboraron y apoyaron? El presidente molesto increpó a Durazo diciendo. -hay Ponchito nomás no entiendes de grilla, tú dile al pueblo algo malo del PAN y se la tragan de inmediato, no quieren a los mojigatos esos altamente conservadores. Durazo se hizo para atrás en su silla y contestó, -como usted diga señor presidente-.
El Consejero Jurídico le dice al presidente, -señor, para que el “criterio de oportunidad” proceda hay que reparar el daño”, Lozoya o ya se gastó la lana o ya la repartió o sabrá usted donde la tiene, no nos va a devolver nada-. Contesta el presidente de inmediato, -hay señores es lo que menos me importa, con esto ganamos de calle las elecciones del 21, ya después veremos esas minucias-.
Esto, es claramente una escena ficticia, pero en el fondo, estoy seguro que ese es el resultado que busca el presidente con este teatro y circo de Lozoya. El Estado de Derecho y lo demás, no importan. Lo que es crucial para el presidente es no perder su poder para manejar el presupuesto a su antojo. Esa facultad la tienen los diputados de Morena y AMLO no quiere perder el control.