Esta administración federal perdió la oportunidad de colocar a México como un nicho para las inversionistas, no porque es más barata la mano de obra, o el gobierno ofrece descuentos a quienes se instalen en el país, sino porque no realizo nada a favor de desarrollar el sector energético, que es el insumo principal para el crecimiento industrial, agropecuario y económico.
Durante varios años se alcanzo un acuerdo de co-generación de energía eléctrica, que significaba menor gasto en la construcción de infraestructura para el gobierno federal, porque esto corría a cargo de la iniciativa privada, no solo para generar su propia energía eléctrica, sino para vender en un costo adecuado al gobierno vía Comisión Federal de Electricidad.
Esto daba a los inversionistas la certeza de contar con el sumo de manera adecuada y con ello crear sus cuotas de producción, que a su vez permitía un crecimiento en el número de empleos que se creaban en el país.
Al llegar esta administración, con una ideología retrograda, de que la nación debería ser quien administrará el sector energético, se echaron para atrás varios contratos y acuerdos que se habían firmado, en el marco del TLC y T-MEC, metiendo al país en un problema con sus socios comerciales, Canadá y Estados Unidos, hasta llevarlo a un panel de controversias.
Este gobierno alzó la bandera del nacionalismo, y aun sigue presumiendo su “heroico acto”, sin tomar en cuenta que en pleno siglo 21, existen en México muchas comunidades que carecen del servicio de energía eléctrica.
Esto significa que la próxima administración deberá centrar sus prioridades analizar de manera profunda si le conviene al país mantener un monopolio energético en manos del gobierno o será mejor aprovechar las inversiones privadas para crear infraestructura que en pocos años permita a todos los pobladores poder disfrutar de energía eléctrica, algo que ayudaría al desarrollo de sus comunidades en todos sentidos.
En esta administración, el sector energético se ha colocado como un verdadero lastre que impide el crecimiento y desarrollo, no solo económico del país, porque las llamadas empresas productivas, Pemex y CFE, han recibido demasiados recursos del erario público y su situación financiera poco ha cambiado.
Se esta perdiendo con ello la oportunidad de atraer inversiones, por su relocalización de sus empresas, que buscan una cercanía con Estados Unidos, una de las principales economías del mundo
En esta administración las decisiones en este sector han sido verdaderamente ruinosas, se ha pagado a inversionistas por plantas, que habían perdido operatividad, en sobre precios, como el caso de Iberdrola, se ha cerrado la entrega de concesiones y permisos para generar electricidad, lo que ha provocado que muchas comunidades sigan generando electricidad y calor con leña y quema de combustibles.
En México la falta de abasto suficiente de electricidad sigue provocando poca productividad, y con ello muchos daños colaterales a la sociedad.
Sin embargo este gobierno se siete orgullos de que el petróleo y electricidad esta en manos de la administración federal, lo lamentable es que una vez más se confirma que el gobierno no es un buen administrador.