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El actuar autoritario y de venganza del inquilino de Palacio Nacional, podría tener consecuencias negativas, hasta el último día del actual sexenio. Esto por la terquedad del tabasqueño de que sea en el mes de septiembre cuando se discutan cinco de sus reformas constitucionales enviadas al Congreso de la Unión.

Se debe recordar que existen, legisladores que aun sueñan con que el gobierno actual tenga todo el poder y que esta continuidad permita a su Movimiento mantenerse al frente del poder Ejecutivo durante varios años, posiblemente décadas, como lo hiciera el PRI, el siglo pasado.

Esto significaría que Morena, presentará su verdadero rostro, donde un grupo de políticos, utilizarán el poder para el enriquecimiento personal, como ya lo han demostrado, y para mantener a la mayoría de los mexicanos bajo su yugo, esto con ayuda de algunos grupos que seguirán implementando la violencia y el miedo como las herramientas mas efectivas para ese objetivo.

En ese grupo, se encuentran varios de los legisladores electores y reelectos, que siguen mostrando su “obediencia ciega” a su jefe y que simplemente harán todo lo posible para aprobar estas cinco reformas de manera rápida durante el mes de septiembre. Esto con la intención de quitar alguna responsabilidad a la nueva presidenta de México.

Este trabajo también, lamentablemente, ensombrecerá aun más el panorama de nuestro país, porque al modificar al Poder Judicial y debilitar, aun más, a los órganos autónomos que se convirtieron en contra pesos del poder durante los primeros 18 años de este sexenio”, la incertidumbre jurídica reinara, y con ello se podrá inhibir la participación de inversionistas en el país.

Esto echará por la borda, la esperanza de un crecimiento económico basado en el nearshoring, o relocalización de empresas, en México que es derivado de ser el vecino de la economía más importante del mundo.

Por supuesto que existirán otras consecuencias como la paridad de nuestra moneda en le mundo y principalmente frente al dólar, que significará que posiblemente el Banco de México, tendrá que seguir utilizando un nivel alto de las tasas de interés para mantener que la inflación, que es el incremento del precio de los productos, se desate nuevamente.

Probablemente, y espero que así sea, ya se ha previsto todo este tipo de reacciones, pero la pregunta seria ¿porqué desatar una vorágine económica en nuestro país, si se puede ir fortaleciendo el crecimiento con la participación del capital privado?

La respuesta, esta solamente en la cabeza del inquilino de Palacio Nacional, y que deberá compartirla con Claudia Sheinbaum y Rogelio Ramírez de la O. para evitar que caigamos en una crisis, que ya habíamos dejado atrás desde 1997.

México requiere fortalecer su crecimiento, no lo contrario, para poder hacer frente a los problemas internos que persisten. Pero sobre todo para favorecer el bienestar de su población. Que este sea real y no una palabra de propaganda política.

Esto solo se consigue, fortaleciendo el estado de derecho no debilitándolo y por supuesto acabar con la inseguridad que no significa aplicar el miedo para apaciguar a quienes no piensan igual que “la burbuja” del nuevo poder político o los neo caciques políticos de Morena.