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NÚMERO CERO/ EXCELSIOR

La persecución de los cárteles como objetivos terroristas colocaría la relación con EU más allá de lo conocido en el último siglo. Los meteoros que se avecinan serán la mayor prueba al liderazgo de Claudia Sheinbaum y le exigirán “golpes” contundentes para convencer de los resultados de su estrategia contra el crimen organizado antes de que Donald Trump cumpla sus amenazas económicas y de seguridad.

EU se dispone a clasificar como terroristas a cárteles mexicanos de acuerdo con la orden de Trump el primer día de su mandato. Aún no se materializa, pero los mensajes perturbadores de su gobierno y la presión pública del Pentágono sitúan a México en el centro del nuevo paradigma de la guerra contra las drogas; en el momento de mayor cambio en el sistema de seguridad internacional desde la cruzada antiterrorista con el ataque a las Torres Gemelas. ¿Hasta dónde se correrán las fronteras de la relación bilateral? Sheinbaum se parapeta en que la soberanía no se negocia.

Los vuelos de vigilancia del Pentágono pueden ser sólo muestra de poder o mayor presión, pero también una pica de Flandes para operaciones conjuntas con el Ejército, como admite el Comando Norte. Que pasan por tener más facultades para sancionar económicamente a los grupos y entidades vinculados a ellos, a la migración ilegal y hasta campañas de contrainsurgencia contra el narcoterrorismo para la “eliminación total” de cárteles.

La guerra contra el narco presupone decapitar a las cúpulas para derrotarlo, como creyó Calderón. ¿La coordinación que ofrece Sheinbaum incluiría operaciones conjuntas en una estrategia como ésa? ¿Es parte de los acuerdos para diferir aranceles? Es decir, ¿cabría pensar que los resultados que le exigen en seguridad cruzan por “golpes” contra capos o políticos vinculados al narco, como reclama EU?

México es uno de los más afectados por los miedos y temores que delinea la agenda de Trump. La Presidenta ha salido bien librada de los primeros escarceos, incluso beneficiada en su popularidad, pero con su manejo afianza un liderazgo político cuestionado hasta hace poco por la ascendencia de su antecesor. El peligro exterior ayuda a aglutinar fuerzas en su movimiento para consolidar el enorme poder de las urnas con el control del Congreso y la mayoría de los gobiernos estatales.

En contrapartida, las tormentas de Trump encuentran al país con debilidades institucionales en seguridad y justicia, que López Obrador relegó de su agenda los últimos seis años en que la violencia desbordó su política de abrazos, no balazos. A diferencia de éste, Sheinbaum sí la prioriza con resultados en la disminución de homicidios, pero sin tiempo suficiente para demostrar su eficacia y menos revertir la narrativa “trumpista” de un país controlado por cárteles, y la imagen de un “narco Estado” con que justifica su cruzada como amenaza terrorista a su seguridad nacional.

La escalada de la presión de EU no ha esperado a conocer avances como si la medida estuviera tomada sin importar lo que haga México o quizá a la espera de “trofeos” o el rodar de “cabezas” de narcos o políticos para entregar a sus bases electorales. La reducción de 12% de homicidios en los últimos cuatro meses, el nuevo esquema de operación del Sistema Nacional de Seguridad Pública y de Inteligencia e Investigación, o contra el contrabando chino, no parecen contar para eludir los aranceles. Y, sin embargo, EU espera alcanzar pronto acuerdos en seguridad y migración, según dijo Marco Rubio tras declarar la necesidad de desmantelar los cárteles porque “hay muchas partes de México, en las que el gobierno no controla”. Entonces, ¿el proteccionismo comercio depende del resultado al combate al fentanilo o la migración, o no?

Pero un acuerdo será difícil de encajar para Sheinbaum y su rechazo a la guerra contra las drogas. Por lo pronto rebaja la “alarma” de los sobrevuelos militares y apura su Plan Nacional de Seguridad con dos iniciativas al Congreso para reforzar el poder del superpolicía García Harfuch en la SSPC, que centraliza y coordina su estrategia anticrimen; con una apuesta decidida al trabajo de inteligencia contra la violencia de los delitos de alto impacto, que incluyen un polémico registro nacional de usuarios de telefonía móvil contra secuestro y extorsión. En el aire hay más preguntas que respuestas…

Las opiniones expresadas por los columnistas son independientes y no reflejan necesariamente el punto de vista de LINEAPOLITICA