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NÚMERO CERO/ EXCELSIOR

La educación es una de las mayores zonas de riesgo en tiempos de covid-19. El regreso a clases más difícil de la historia moderna desnuda viejos problemas, como el rezago educativo y la profunda desigualdad social. A la incertidumbre por el inicio del ciclo escolar en pandemia extendida se suma la falta de certezas sobre la preparación del país para el aprendizaje de millones de estudiantes en una situación inédita. El riesgo es abonar a un escenario catastrófico de una generación perdida para la formación de profesionales y la deserción escolar entre legiones de familias afectadas por el desempleo y la pobreza que deja la crisis sanitaria.

Más de 36.6 millones de estudiantes que concluyeron el ciclo anterior en confinamiento seguirán clases a distancia, al menos hasta que el semáforo pase a verde en sus entidades, y entonces poder volver a las aulas en un modelo híbrido entre educación presencial y remota. Así lo adelantó la SEP a unos días de la fecha de la vuelta a clase (¿10 de agosto?), pero sin una estrategia clara ni soluciones para remontar los retos de la exclusión social y digital; sin un diagnóstico claro de las capacidades del país en plataformas digitales, dispositivos para la enseñanza y métodos para el aprendizaje a distancia. Que el sistema educativo no se detuviera en la declaración de la emergencia es un logro de las autoridades educativas, pero ahora la situación obliga a preguntarse cómo recuperar los rezagos del ciclo anterior, la preparación de pedagogías adecuadas para la educación digital, la capacitación a maestros y cómo enfrentar los problemas de conectividad. La educación a distancia no es sólo conectarse a una computadora o a la TV.

El mensaje impreciso de la SEP no alcanza para reducir la incertidumbre de padres, maestros y estudiantes. Pero menos aún la falta de claridad en la distribución de facultades y coordinación con las autoridades estatales. A pesar de la centralización de competencia, la SEP ahora intenta trasladar responsabilidades a los estados, sin recursos, para descargarlas a la federación, como ocurre en salud con el manejo de la pandemia. ¿La entrega de libros de texto resume la estrategia? ¿Cómo se distribuirán? ¿A cargo de qué presupuesto se aplicarán las medidas de seguridad sanitaria cuando reabran las aulas? ¿Cómo estudiarán los que no cuenten con dispositivos o internet? ¿Se impartirán clases en TV públicas? Privan las indefiniciones y también el silencio de los estados.

La transformación educativa que obliga el covid no fue planeada y, como en muchos países, tomó por sorpresa a gobiernos e instituciones educativas. Los retos para la SEP, en ese sentido, son monumentales porque la educación a distancia implica una forma de comunicación diferente en el proceso de aprendizaje, contenidos, metodologías y evaluación. También para los padres, especialmente para las mujeres trabajadoras, quienes verán triplicada su jornada, y los afectados por el desempleo, así como para los alumnos con déficit de habilidades para el manejo adecuado de la tecnología o que, de plano, carecen de ella en sus casas.

Las brechas en el acceso a las tecnologías de la información son, en esta circunstancia, una radiografía de las iniquidades en el país. Sólo un tercio de la población tiene condiciones para trabajar y estudiar desde casa. Respecto a la conectividad y dispositivos, según datos del Inegi, en comunidades rurales únicamente el 20 por ciento tiene computadora y/o internet. La falta de acceso a la red alcanza al 40 por ciento de la población, de acuerdo con datos del Inegi de 2018. Además, aunque el número de usuarios subió 6.3 puntos entre 2016 y 2018, según un estudio de Thirión y Valle, la cobertura de computadoras disminuyó dos puntos en el mismo periodo. Las desigualdades territoriales se cruzan con los abismos socioeconómicos en los que sólo el 16% de la población de los niveles más bajos tiene computadora, respecto al 79% de los estratos más altos de ingreso. En cuanto a la conexión a internet, las cifras respectivas son de 19% y 90 por ciento.

En el ciclo anterior, las autoridades echaron mano de la televisión pública y de canales educativos para paliar la conectividad recortada en el país, pero esta plataforma dificulta la interacción y la posibilidad de segmentar contenidos y evaluaciones. Las clases se reanudarán, al parecer, el próximo 10 de agosto y la SEP aún debe muchas definiciones…