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Esta administración federal tuvo por lo menos los dos primeros años para establecer una estrategia de financiamiento, como que en estos días se dio a conocer y que esta planeada para sostener un crecimiento económico de México hasta el 2030.

Para ello es necesario obtener 15 billones de pesos que permitirían cumplir las metas de desarrollo sostenible en México, en proyectos productivos y programas.

Sin embargo a lo largo de estos cinco años, esta administración hizo todo lo contrario, despilfarro grandes cantidades de dinero para construir sus mega obras, y aun falta aplicar otras enormes cantidades de dinero para terminarlas y esperar que la utilidad publica empiece a darse a partir de la segunda mitad del próximo sexenio.

Los recursos utilizados fueron tomados de fondos y fideicomisos que se habían creado para brindar apoyo a diversos sectores de la población que por alguna causa su vulnerabilidad se acentuaba.

Al ocupar los recursos, se acelero la vulnerabilidad de estos grupos ocasionando más probemos para la población, como falta de abasto de medicamentos, algunos de los llamados controlados para enfermedades “catastróficas”, también se eliminaron albergues para proteger a mujeres violentadas, se eliminaron alimentos en escuelas de tiempo completo para niños y niñas de las mismas, se eliminaron los desayunos que se otorgaban para complementar la alimentación de estos niños.

Apoyos para el fortalecimiento de productores agropecuarios fueron eliminados, lo que disminuyo la productividad.

Se eliminaron programa encausados al fortalecimiento y financiamiento de medianas empresas y los llamados Bancos de Desarrollos limitaron los recursos de financiamiento.

Se destruyo el Seguro Popular dejando como resultados cerca de 32 millones de mexicanos sin acceso a su derecho a recibir servicios para mejorar su salud.

A cambio de además de la construcción de las mega obras, se subsidiaron a las llamadas empresas productivas del país, Pemex y CFE, para que estas lograran sanear sus finanzas, algo que no se ha conseguido y se siguen destinando recurso para ello.

Ahora ya cerca de concluir este sexenio se presenta esta estrategia que será difícil de cumplimentar si no se ofrece certidumbre jurídica y seguridad publica para los inversionistas.

Se debe destacar que esta estrategia, que no es mala, tuvo que haberse presentado anteriormente, para establecer también objetivos de crecimiento que permitieran fundamentar el aval del gobierno para cumplir con compromisos de pago.

Esta estrategia, se suma a la petición de aumentar el déficit fiscal que implica contratar deuda por más de 2 billones de pesos.

Todo esto compromete a las autoridades federales a establecer objetivos de crecimiento por encima del 5 o 6 por ciento para alcanzar en el 2030 cifras de dos dígitos.

Pero si en los próximos años logramos romper el techo del 5 por ciento del crecimiento, esto permitirá a México lograr crecimientos sostenibles, siempre y cuando el gasto a realizar este enfocado a seguir creando riqueza y no solo a despilfarrar dinero.

Algo que es cierto es que Hacienda ha logrado 10 emisiones de bonos sustentables. Que tiene vencimiento a largo plazo, lo que implica que al llegar a su término de pago de esas emisiones si México no alcanza crecimientos sustentables, seguirán comprometidas las finanzas públicas nacionales.