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México entrará al segundo piso de la 4T bajo la característica de la improvisación, porque “No se necesita mucha ciencia para gobernar”, sino que es más importante crear un ejército de pobres e ignorantes que una sociedad educada y capacitada profesionalmente para la competencia laboral

Salimos de un sexenio lleno de improvisaciones y ocurrencias donde todo fue originado con base a los caprichos de alguien que a toda costa trato de eliminar todas aquellas instituciones que le estorbaban para poder concretar su objetivo de mandarlas “al diablo”, aun cuando estas habían demostrado su eficiencia para evitar una mayor opacidad y corrupción en los tres órdenes de gobierno.

Es cierto que el ingenio del mexicano es una virtud que debe valorarse e impulsar, pero no solo para improvisar algunos arreglos a cosas que no funcionan por medio de parches o utilización de materiales que no son los adecuados Sino como un instrumento que permita desarrollar y fortalecer la creatividad para originar competencia internacional.

Un claro ejemplo lo tenemos en aquellos mexicanos que salen del país, por falta de oportunidades, pero en las naciones que llegan son altamente valorados por esa capacidad de inyectar valor a todo lo que realizan.

Por tanto, el reto para la virtual presidenta electa, Claudia Sheinbaum, es transformar el sistema educativo que heredara, de ser solamente el instrumento ideológico, para convertirlo en el motor de la creación de mexicanos mejor capacitados para competir en el mercado laboral internacional.

La improvisación en este sexenio nos dejó como resultado que las obras “insignias” salieran más costosas de lo presupuestado, y que su conclusión se extenderá hasta el nuevo sexenio.

Porque cada obra que se realizo fue más por la necesidad de demostrar que el poder estaba en las manos de un solo hombre y que podría construirse cualquier obra sin necesidad realizar estudios previos y análisis de costo beneficio y por lo tanto sin viabilidad económica y operativa.

La improvisación en la actual administración ha salido muy cara para los mexicanos y para solventar todo este gasto inútil tendrán que pasar décadas.

Por ello, insisto, la nueva presidenta deberá de cortar de tajo la continuidad de la improvisación e iniciar una administración con base en estudios previos para la realización de cualquier obra.

Poque si seguimos despreciando todo aquello que parte de un conocimiento profesional, seguiremos siendo un país que solo aportará mano de obra barata.

Necesitamos a mexicanos que piensen que contar con más personas profesionales e inteligentes pondrá al país en el sitio que le corresponde internacionalmente como una potencia económica de entre los diez principales.

Seguir engañando a la gente no llevará al país a las nuevas generaciones a obtener una mejor calidad de vida y solo se ampliará la brecha social. Por eso cabe la pregunta ¿Por qué el inquilino de Palacio Nacional no inscribió a su hijo menor en una de las Universidades creadas por él y lo envió a Londres?

México requiere más gente profesional, inteligente y menos personas que solo están esperando la creación de programas sociales para evitar trabajar.