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Solo hace algunos días se otorgó el Premio Nobel de Economía, a los economistas e investigadores Daron Acemoglu, Simon Johnson y James A. Robinson por sus trabajos realizados sobre cuáles son los factores que inciden en la prosperidad de los países.

Y es que, en el primer cuarto del nuevo siglo, donde la ciencia y tecnología se consolidan como herramientas para mejorar la calidad de vida de la gente. La pobreza sigue estando en una gran cantidad de países, entre ellos México,

Nuestro país que se ubica en el número 12 como economía mundial, no ha podido reducir los altos niveles de pobreza sino al contrario se ha aumentado, pese a que tenemos riquezas naturales impresionantes, la situación geográfica es la idónea para mantener crecimientos económicos elevados, sea porque somos vecinos de la economía número uno del mundo o porque existen una gran cantidad de acuerdos, asociaciones o tratados comerciales que nuestro país a firmado con otras naciones.

Entonces, la pregunta es ¿Porque seguimos teniendo esa brecha social tan grande? y la respuesta la ofrecen estos economistas que a través de sus estudios llegaron a la conclusión que la fortaleza o debilidad e las instituciones influye en mayor o menor medida en la pobreza o riqueza de las naciones.

Esto es que la forma en la cual se ejerce el gobierno se refleja de manera importante en su población, Si las instituciones que otorgan servicios a la población son manejadas adecuadamente y cada recurso que se les inyecta va en beneficio de una mejora de las instituciones y por ende de los servicios que otorga, esto permitirá ir reduciendo la pobreza en las naciones.

Pero estas instituciones y el gobierno en general deben manejarse con estricto respeto al Estado de Derecho y con democracia, es decir deben ser instituciones incluyentes y no extractivas, algo que, lamentablemente, ha fallado en las instituciones mexicanas.

Cuando el Estado Nación, se convierte en monopolio, es decir, es el único que ofrece esos servicios y no existe una competencia comercial, se cae en la creación de una élite que busca solo su beneficio y por ello esas instituciones no funcionan adecuadamente.

Esto da como resultado una opacidad en el manejo de los recursos y por supuesto una enorme corrupción. Este punto es quizás el más importante que deben tomar en cuenta la administración federal presente para evitar caer en los mismos errores.

México necesita de organismos autónomos e independientes del gobierno que sean contrapeso y vigilen el buen uso de los recursos públicos, a favor de mejorar la calidad de vida de los pobladores.

El Estado de Derecho debe ser una herramienta que permita a las instituciones manejar con reglas claras, con poderes acotados y mecanismos que permiten a los pobladores controlar a sus gobernantes, evitando la corrupción y el abuso del poder.

Retroceder en esto solo creara mayores problemas y por supuesto mayor pobreza.