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Después de tanto sobresalto que hemos sufrido con las ocurrencias del actual gobierno, nos llega, como un aire refrescante, una noticia extraordinaria para México, que yo la considero más que suerte, una situación hasta Providencia. La guerra comercial que Trump inició en contra de China, ahora se combina con la crisis de las manufacturas a nivel global ocasionada por el maléfico COVID-19, nombre oficial que la OMS otorgó al comúnmente conocido Coronavirus.

Pues resulta que esta pandemia ha causado más daño por sus efectos económicos que por los de la salud de los humanos, sin menospreciar el peligro que representa el descuido de no atender esta pandemia.

Los efectos económicos causados por el virus impactan a la economía global porque ha afectado la capacidad de producción de China en las manufacturas, muchas de ellas de componentes esenciales para la elaboración de productos que se terminan en Europa y Norteamérica (comprendiéndose en ella a Canadá, Estados Unidos y México), que son, aparte de China, los polos más grandes de producción y de consumo a nivel mundial.

En publicación de Forbes, Keneth Raposa, un analista de mercados emergentes, menciona que el deterioro de la competitividad de China a raíz de la pandemia va a ser severa. La caída en la producción es drástica. Esto ha evidenciado lo vulnerable que es la producción de manufacturas a nivel mundial debido a la alta dependencia que la misma ha tenido de la China.

Esto abre una grandísima oportunidad para México. Recordemos que las crisis y oportunidad son sinónimos en la escritura china cuyo ideograma o símbolo se yuxtaponen. Bueno pues, esto en realidad no es cierto. Lo que sí es cierto, es la dualidad de la conceptualización en la que vivimos, por lo que para unos la crisis es un desastre, para otros esa crisis abre oportunidades. Creo que esta situación espejo le beneficiará enormemente a México, claro está, si AMLO sigue obedeciendo las órdenes de Trump, que realmente creo que continuará haciéndolo.

Tenemos que considerar que México es el país numero 1 en la relación comercial con los Estados Unidos. México goza de una ubicación geográfica envidiable, cuenta con mano de obra disciplinada y calificada y con más de 50 años de experiencia en la manufactura de toda clase de bienes, complementándose perfectamente con la economía de Estados Unidos y Canadá.

México tiene una penetración de las más importantes compañías que a nivel global existen en materia de tecnología y técnicas de manufactura aplicada, que han tenido gran presencia en nuestro país por muchos años.

Tenemos una base muy sólida de ingenieros que salen bien preparados de nuestras universidades y tecnológicos, que se colocan fácilmente en las plantas de manufactura que existen en la Frontera Norte, en el Bajío, Jalisco, y en el Altiplano mexicano.

Tenemos una gran infraestructura industrial compuesta de plantas de manufactura de clase mundial, que gozan de energía suficiente para su producción, y tienen fácil forma de surtirse de materias primas y componentes, tanto nacionales como de importación.

Nuestro país, tiene un sistema completo, aunque sumamente complicado, de normatividad para llevar a cabo labores de manufactura. Pero, sobre todo, tiene garantizado, a través de sus tratados de libre comercio, remedios legales para resolver problemas que impacten sus operaciones, a través de paneles internacionales de solución de controversias basados en esos tratados, siendo el más reciente el T-MEC; por lo que se otorga a los inversionistas en manufactura, seguridad jurídica que es sumamente apreciada en estas operaciones de negocio.

Por ello, México es el país que fácilmente puede sustituir o complementar a China para tener un puerto seguro mundial para las manufacturas.

Este golpe de suerte es único. Ojalá lo considere en serio el presidente porque puede ser su tablita de salvación para que México crezca a los niveles que él ha prometido.