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Se les peló.

Le dieron la oportunidad de continuar su proceso fuera de prisión y ahora ni la FGR ni el juez de la causa saben dónde está.

René Gavira Segreste, el principal sospechoso de operar los desórdenes administrativos y los desvíos en Segalmex por 15 mil millones de pesos, huyó del país.

Informes de inteligencia narran su salida por la frontera norte rumbo a Estados Unidos, por lo cual ya no se presentará a firmar periódicamente como ordena su libertad condicional.

Un hombre de mucho poder durante la primera parte del Gobierno para manejar las compras de maíz, frijol, leche, arroz y otros alimentos básicos para los pobres de México.

Y con muchos recursos.

Manejaba 42 mil millones de pesos anuales asignados a la empresa de Ignacio Ovalle Fernández, quien enfiló en los setenta la carrera política del actual Presidente.

Está fuera y queda para la especulación si hubo complicidad gubernamental para dejarlo huir, complicidad no dada al panista Christian Von Roehrich, él sí detenido cuando quería cruzar la línea.

ME LO ORDENÓ EL PRESIDENTE

René Gavira Segreste gozaba de autonomía.

Por una parte, Ignacio Ovalle Fernández viajaba poco -en promedio una vez a la semana y regularmente los miércoles- de su casa de Los Encinos, en el Estado de México, a sus oficinas.

Y cuando algún otro funcionario cuestionaba compras de Diconsa, Liconsa o Precios de Garantía, Gavira Segreste tenía una respuesta infalible:

-Me lo ordenó el Presidente.

Con esa representación podría contratar a quien quisiera, incluidos los 22 funcionarios señalados en las investigaciones como parte de la mafia creada para desviar recursos.

Mafia, sirva la memoria, descubierta por el jalisciense Jesús Óscar Navarro Gárate cuando sucedió en Administración y Finanzas al mismísimo Gavira Segreste.

Entre los recomendados de aquél estuvo Hugo Buentello, partícipe en muchas empresas con influencia en varias dependencias de Gobierno y cuyas pistas conducen a Palacio Nacional.

Como todos ellos fueron descobijados por Navarro Gárate, la revancha se volteó contra el exsecretario auxiliar de Luis Donaldo Colosio y segundo de Carlos Torres Rosas en los programas del Bienestar.

No le pudieron demostrar corrupción alguna y por eso ya está libre, pero la fuga de René Gavira Segreste vaticina un resultado: no habrá castigo para quienes desviaron miles de millones de pesos de Segalmex.

Dinero escamoteado a los más pobres de México, a quienes el Gobierno dice servir.

CRECE IMAGEN DE CORRUPCIÓN

1.- La candidata Alejandra del Moral asegura haber alcanzado ya a Delfina Gómez.

Depende de la encuesta de referencia, pero hay dos verdades: la priista remonta pese al bajo apoyo recibido y mal manejo de prensa y la morenista se rezaga.

Un dato es elocuente:

Aumenta significativamente la imagen de corrupción de Delfina tras sus diezmos en Texcoco y sus desvíos en la SEP.

Cada semana le encuentran nuevas operaciones ilícitas y ahora mismo se habla de un desfalco más -¡otro más!- de 130 millones de pesos.

Y 2.- Donde la campaña marcha serena y segura es en Coahuila.

El priista Manolo Jiménez se ha concentrado en propuestas región por región para los próximos seis años, mientras Armando Guadiana y Ricardo Mejía se deshacen en acusaciones.

Manolo lo destaca en sus discursos: la gente ya no quiere confrontación y problemas, sino atención de sus demandas y propuestas aplicables.