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1.- Reluciente y silencioso el automóvil de lujo entró a la estación de servicio. Solícito, ante la falta de clientes (y por tanto propinas), el despachador lo recibió comedido.
–Buenas tardes.
–Buenas tardes, dijo la mujer al volante, acompañando su voz con el tintineo de sus pulseras doradas. Llénelo, por favor.
Terminado el relleno, el hombre cobró. ¿Efectivo o tarjeta?
–Tarjeta, dijo ella. Y extendió un plástico blanco con una franja guinda. Banco del Bienestar, “El banco de los mexicanos”, y el logotipo naranja y rojo de los círculos de MasterCard.
La terminal de la computadora hizo su trabajo. La mujer dejó caer una propina en metálico. Las moneditas sonaron. La justicia distributiva había hecho su parte en esa solitaria mañana del principio de enero.
Un día después, con la coincidencia del año electoral, se hizo el piadoso anuncio:
“…La Pensión para el Bienestar continúa como uno de los proyectos prioritarios para el presidente Andrés Manuel López Obrador en el último año de su administración, por lo que se le ha asignado mayor presupuesto, lo que implica un aumento al subsidio que reciben los beneficiarios bimestralmente.
“En 2024 se destinarán 727 mil millones de pesos a los programas de bienestar social, siendo el de los adultos mayores el que tendrá un incremento más significativo.
“(Habrá) un aumento del 25% a partir de enero…”
2.- Uno de los arietes críticos más usados por el Movimiento de Regeneración Nacional en contra de los gobiernos anteriores, fue el precio de los combustibles, especialmente de la gasolina.
En la fraseología de lo fácil, las alzas se llamaron “gasolinazos”, con todo y la reminiscencia flagelante del amo abusivo. Pero eso como una sinécdoque, pues el alza –cuando se da– abarca todo: combustóleo, Diesel, Diesel marino, turbosina y hasta petróleo diáfano para el quinqué o gasolina blanca para el encendedor Ronson. Si todavía hubiera.
El problema ahora ha sido resuelto. El actual gobierno ha rechazado las alzas al precio de la gasolina negando la evidencia. Diosm mío, mi cartera miente.
“El precio promedio nacional de la gasolina regular durante mayo fue de 17.80 pesos por litro, con lo que tuvo un incremento de 0.9% en comparación con abril, que fue un aumento de 15 centavos.
“En comparación con los precios promedio del último mes del año pasado, el incremento es de nada menos que 10%, o 1.64 pesos, y en la comparación anual, el aumento es de 13.4% que son 2.11 pesos por litro”.
Pero el gobierno lo niega a veces de manera tan torpe como los dichos de Tatiana Clouthier cuya mendacidad abruma. Y a veces asusta.
El régimen así lo soluciona todo, con saliva y negativa. Si un litro costaba en 2018, 19 pesos con 32 centavos y hoy cuesta 22 pesos (precio de ayer), con 56 centavos, eso no es un aumento. Ni siquiera un gasolinacillo. En una invención de los conservadores.
3.- Secuestran a un grupo de migrantes en Tamaulipas (¿remember San Fernando?). Nadie sabe nada, excepto la secretaria de Seguridad Rosa Icela, quien descubre la piedra filosofal: fue un secuestro atípico.
¿Y como fue “atípico” (porque ya hay tipicidad de seguro atenuante en el delito), deja de ser secuestro, deja de ser grave; pierde su significado demostrativo del desmadre de la inseguridad nacional?
“Este tipo de eventos se daba con uno, dos, tres migrantes, pero este número en esa zona es atípico, no es una cuestión que se esté dando frecuentemente”, y como no es frecuente no es significante ni tampoco importante, porque ya no somos como “ante” y la verdad nos ajusta como la mano en el guante. Hartante.
“En conferencia de prensa (infobae), la funcionaria dijo que desde el gobierno tienen confianza en que el operativo de búsqueda de resultados rápidamente y se ubique a los migrantes… de Venezuela, Ecuador, Colombia, Honduras y de México.