>> Son Texcoco, Atlacomulco, Ozumba, Tenango del Valle, Chicoloapan, Tenancingo, Tepetlixpa, Villa Guerrero, Chimalhuacán y Malinalco los principales productores de la flor de veinte pétalos.
>> Ofrecen Tonatico, Villa Guerrero, Malinalco y Ocuilan terciopelo morado, flor también utilizada para decorar ofrendas en esta época del año.
De acuerdo con la Secretaría del Campo del Gobierno del Estado de México, la floricultura es una de las actividades más redituables para las personas productoras en la entidad, y la vendimia del Día de Muertos es la segunda más esperada por los floricultores después del Día de las Madres, pues genera una derrama económica de más de mil 068 millones de pesos alrededor del comercio de flores de esta temporada.
Las casas, panteones, mercados y calles se llenan de flores, predominando el color intenso del cempasúchil y su olor característico, complementado con toques de nube, alhelí y terciopelo morado.
En 2023, la producción de cempasúchil en manojo y maceta fue concentrada por pequeños y medianos productores en los 10 municipios con mayor producción: Texcoco, Atlacomulco, Ozumba, Tenango del Valle, Chicoloapan, Tenancingo, Tepetlixpa, Villa Guerrero, Chimalhuacán y Malinalco, los cuales contribuyen a la disponibilidad de esta flor emblemática, que cubre el 75 por ciento de la demanda estatal.
Según la tradición, el olor de la “flor de veinte pétalos” (cempohualxóchitl) es lo primero que notan los muertos al despertar y regresar el 1 y 2 de noviembre a este mundo; también el color intenso de la flor les marca el camino, razón por la cual el cempasúchil se siembra a más tardar en julio para que esté a tiempo y dirija a las almas.
Además del cempasúchil, otro cultivo importante para la floricultura mexiquense en esta temporada es el terciopelo morado, producido principalmente en Tonatico, Villa Guerrero, Malinalco y Ocuilan, con un valor de producción que en 2023 superó los 14 millones de pesos, según datos del Sistema de Información Agroalimentaria y Pesquera.
Los municipios de Tenango del Valle, Tenancingo, Ozumba, Joquicingo, Tepetlixpa, Rayón y San Antonio la Isla son los principales productores de nube y alhelí, flores que en esta y otras épocas del año acompañan los arreglos florales. La producción anual genera aproximadamente 17 millones de pesos.
Aunque el volumen de producción de cempasúchil en el Estado de México es inferior al de rosas y crisantemos durante el Día de las Madres, esta flor se aprovecha principalmente por pequeños productores que venden el manojo de flor de manera directa entre 60 y 70 pesos, y la maceta a precios que oscilan entre 15 y 18 pesos. La demanda de cempasúchil se dispara a partir de la tercera semana de octubre, lo que provoca un incremento en los precios.
Más allá del uso ritual, el cempasúchil (Tagetes erecta y Tagetes patula) tiene aplicaciones industriales en la fabricación de pigmentos naturales. En este mercado, China, Perú e India son los principales productores, aunque México sigue siendo el principal referente cultural y agrícola.
Una alternativa prometedora para los productores mexiquenses es explorar la transformación de esta flor para darle un valor agregado, lo que podría abrir nuevas oportunidades en la industria cosmética, alimentaria y textil.