Dos tipos de grillos, de larvas, de langostas y un escarabajo llegarán a los estantes de los supermercados de Portugal este verano, una nueva fuente de proteína barata y sostenible que los países europeos abrazan como el alimento del futuro.
La Dirección General de Alimentación y Veterinaria (DGAV) lusa abrió el camino a la comercialización y el consumo de insectos para humanos en junio, limitado hasta ahora a alimentación animal en Portugal, dentro del periodo transitorio del reglamento europeo sobre nuevos alimentos.
Se trata de siete especies que “ya se comercializaban en al menos un estado miembro”, confirmó Paula Bico, directora de Servicios de Nutrición Alimentaria de DGAV.
Son especies que ya es posible “producir y utilizar” en Portugal, que sigue el rastro de países como Bélgica, Holanda y República Checa en los que este alimento es cada vez más habitual, agregó.
”Las dos más habituales” son la larva de la harina (Tenebrio mollitor) y el grillo doméstico (Acheta domesticus), comentó Bico.
Barritas de chocolate, harinas de sabores y snacks que “camuflan” a los grillos y larvas serán la primera experiencia de los consumidores lusos, una apuesta para que el consumidor “acepte” lo mejor posible a los insectos.
El reto ahora es conseguir “derribar prejuicios”, cuenta Guilhem Pereira, responsable de Portugal Bugs, una empresa de producción de insectos que nació en las aulas de la Universidad de Oporto.
En un futuro más habituado a esta nueva proteína “los insectos saborizados serán habituales”, pronostica Pereira, quien cree que los grillos con sabor a jamón o queso pueden convertirse en las nuevas patatas fritas que acompañen una cerveza.
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