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Es cierto que este sexenio termina hasta el 1 de octubre, cuando el Macuspano entregue la banda presidencial a una mujer, pero es momento de empezar a realizar una radiografía de este sexenio, que podría ser el más lamentable en la época moderna del país.

Quien asumió la riendas del país en 2018, llevaba varios años queriendo conquistar la presidencia del país, cosa que no resulto hasta que se dio una baja en la popularidad de Enrique Peña Nieto, derivado de un crecimiento mediocre, de 2 por ciento, y una gran cantidad de corrupción al interior del gabinete presidencial, motivos por los cuales la ciudadanía prefirió un cambio.

El único que prometió ese cambio, para terminar con la corrupción, la inseguridad y ofrecer crecimientos económicos en el país de 5 por ciento, además de ofrecer trabajar para los pobres fue el ahora inquilino de Palacio Nacional.

La mayoría le otorgo el voto a su favor y la confianza para darle un vuelco total a esa larga historia de políticos corruptos y que solo se enriquecían a lo largo de sus labores de servidores públicos.

Sin embargo, el macuspano, intento ser superior y creyó ser un Mesías para luego perdonar a todo aquel que se uniera a su Movimiento, pero muchos políticos y familiares aprovecharon esta situación para realizar actos de corrupción, superiores a lo que antes criticaban.

Pero su postura fue defender y no sancionar esos malos actos e inicio la división de la sociedad mexicana, los que están con él y los que están en contra, a quienes ha calificado de “traidores a la patria”.

López Obrador pensó que el respaldo de la ciudadanía seria permanente y empezó a construir obras, más por capricho que por estrategia y con ello, creció la opacidad de su gobierno. Sin embargo poco a poco han salido las cifras de estas obras y solo muestran que estas obras han sido utilizadas para el enriquecimiento de amigos de sus hijos y de políticos con falta de probidad.

Su insistencia en descalificar a quienes no coincidían con él y los malos resultados de su gobierno llevaron a su derrota en la elección intermedia del 2021.

Pero jamás cambió la estrategia original que fue polarizar y comprar conciencias a través de los programas sociales “Ayudando a los pobres va uno a la segura porque ya saben que cuando se necesite defender, en este caso la transformación se cuenta con el apoyo de ellos” manifestaba en una de sus mañaneras del mes de enero del 2023.

Salvó una gran parte de quienes reciben esos apoyos y trabajan en el gobierno federal o gobiernos estatales y municipales de Morena siguen apoyando al tabasqueño porque otra inmensa mayoría ya se desencanto del Mesías.

Esto ha puesto muy nervioso al tabasqueño que, para mantener el poder, invento junto con Dante Delgado, una tercera vía en los comicios, pero es más para restar votos a la oposición que para generar una opción de gobierno. Esto con el objetivo de convencer a la gente que la oposición no tenia la suficiente confianza de la ciudadanía y agrego la frase “Este arroz ya se coció” y su candidata manifestó que solo esperaba el tramite de los comicios para asumir la presidencia.

Ahora, a unos días los comicios federales, el riesgo de la derrota es muy claro. Y se ha insistido en la compra del voto por parte de la oposición. Sin embargo, la ciudadanía ha abierto los ojos y se ha dado cuenta que AMLO y la gente que lo sigue solo se ha enriquecido a costa de la población, algo que criticaron, pero que realizaban a la par.

Parece lógico que nadie en su ano juicio votaría por la continuidad de un régimen que no ha dado resultados favorables en beneficio de la población, donde la corrupción se multiplico y los neo ricos y neo caciques quieren seguir gobernando.