Estira y afloja
En los archivos del FMI está el mensaje del 31 de agosto de 1976 firmado por el titular de la SHCP, Mario Ramón Beteta, donde informa al director general interino William Dale, que México decidió “abandonar” el tipo de cambio fijo de 12.50 pesos por dólar que se mantuvo desde el 19 de abril de 1954, por una “flotación regulada” de la moneda a partir de 20.40 pesos la compra y 20.60 pesos la venta. Horas después el presidente Luis Echeverría Álvarez en su informe de gobierno dijo que “el actual tipo de cambio no es el adecuado para restaurar el equilibrio de la balanza de pagos”.
Más de una docena de documentos del FMI dan cuenta de la primera gran crisis que enterró el desarrollo estabilizador de Antonio Ortiz Mena. A partir de ahí la sociedad mexicana empezó a entender qué era la inflación, la devaluación, el control de cambios y de precios, las reservas monetarias, la deuda externa, el déficit público y la fuga de capitales. En 1976 la población era de 62 millones y la inflación a julio llegó al 13 por ciento anual.
Reflejo del populismo, la información antes reservada reveló que dentro del presupuesto se incluían 247 empresas de participación mayoritaria como Acros, Ahmsa, Alimentos del Fuerte, Atún México, Instituto Mexicano del Café, Bicicletas Cóndor, Cordemex, Distribuidora de Gas de Querétaro, Garci Crespo, Churubusco Azteca, Jardines del Pedregal de San Ángel, Mexicana de Autobuses, varias mineras, restaurantes, inmobiliarias, cigarreras, pescaderías e ingenios azucareros.
En 1974 LEA decretó “el control rígido de precios” de 29 artículos de consumo básico como alimentos y medicinas, y en 1973 anunció el descubrimiento en Chiapas y Tabasco de “los mantos petroleros más importantes” con lo cual México se convirtió “nuevamente en país exportador de petróleo lo que ha permitido financiar nuevos planes de expansión económica y de promoción social”. Parte de los recursos fueron para ampliar las refinerías de Salamanca, Minatitlán, Ciudad Madero y Azcapotzalco, y se dispuso la construcción de tres nuevas refinerías en Cadereyta, Nuevo León; Salina Cruz, Oaxaca, y Tula, Hidalgo.
Tanto el FMI como el gobierno mexicano explican las razones de la crisis económica de 1976: el fuerte aumento de los precios de las materias primas y manufacturas; cuellos de botella en electricidad, acero, petroquímica, cemento y petróleo; recesión en los países industriales, en especial Estados Unidos, con inflación; fuga masiva de capitales, excesiva deuda externa y aumento del gasto público ante la caída de la demanda externa. Con LEA se firmó la primera Carta de Intención con el FMI, ratificada por José López Portillo el primero de enero de 1977.
México 2022 no es el México de 1976, pero hay elementos de esa crisis que se asoman como gemelos en la actual crisis mundial.
J. Jesús Rangel M.
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