El gobierno federal, a través de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, presento el Paquete Económico para el próximo año. Como se sabe, este paquete consta de tres partes. La primera son los Criterios Generales de Política Económica, en estos se establecen las proyecciones del marco macroeconómico para el país y establece los lineamientos de la política fiscal y financiera del sector público.
La segunda es la iniciativa de Ley de Ingresos, donde se estiman los ingresos tributarios y no tributarios que el gobierno podría obtener y la tercera es el proyecto de Presupuesto de Egresos, que son la cantidad de dinero que gastará, y en dónde se aplicará.
Así, el gobierno federal estima que tendremos, para el 2025, un crecimiento de la economía nacional de entre 2 y 3 por ciento, cifra superior al 1 por ciento que en promedio obtuvimos en el sexenio anterior, en el primer piso de la llamada 4T. En realidad, esta cifra se ve difícil de alcanzar, porque la mayoría del presupuesto, el gasto a realizar esta totalmente distribuido en cuatro rubros que no pueden dejarse de lado. Si a esto sumamos que en política se está desmantelando todo aquello que dio al país un fortalecimiento al Estado de Derecho y con ello inyecto cierta confianza a los inversionistas, sin este último elemento es casi imposible que únicamente con recursos públicos podamos alcanzar ese crecimiento estimado.
Además, la palabra “inversión privada” está excluida de los Criterios Generales de Política Económica, por lo que se hace notorio que se pretende trabajar más con recursos públicos que otorgar porcentajes de participación importante a la inversión privada en sectores “llamados estratégicos”. Esto subraya que México perderá la oportunidad de atraer más inversiones privadas nuevas y se tendrá que conformar con las ya existentes, con esto también se conforma que se perderá la oportunidad que nos otorgaba el “nearshoring”.
Esto se traduce que México tendrá que alcanzar los recursos suficientes a través de sus exportaciones y recortes presupuestales. En lo referente a las exportaciones, existe una advertencia por parte del próximo presidente de los Estados Unidos, que es un aumento a los aranceles de nuestras exportaciones, si nuestro país impida la migración ilegal y el tráfico de drogas.
De no hacerlo, el gobierno mexicano tendrá que buscar donde colocar las exportaciones, que sean rentables, para evitar un choque negativo ante el incremento de aranceles y a su vez generar mayor cantidad de divisas para la aplicación en la construcción de infraestructura.
A esto deberemos sumar que en el 2026 se realizará la revisan del T-MEC o antes si así lo pide Trump, lo que también provocará algunos negativos para la economía mexicana. En este punto jugara un papel relevante la fuerza con la que este el Estado derecho en nuestro país y de no estar totalmente fortalecido perderemos la oportunidad de obtener inversiones nuevas.
Es importante resaltar que la inversión pública, el dinero de todos los mexicanos, no alcanzará para crear la infraestructura estimada, porque la mayoría estos recursos está ya etiquetados para los ferrocarriles. Además, es probable que la CFE no tenga la capacidad de inversión para mayor generación de energía y que Pemex, siga utilizando recursos públicos como los 120 mil millones prometidos mensualmente por el gobierno federal, para continuar con el saneamiento financiero de ahora la empresa pública.
Se estima que habrá una reducción del déficit fiscal y quedará al final de 2025 en 3.5 por ciento, lo que significa necesariamente un recorte a los presupuestos de todos los sectores, que resultaran en menor cantidad de producción, menor venta, menor capacidad de captar inversiones y por supuesto mayor pobreza en el país.
Todo esto es la herencia que nos deja la administración del de Macuspana, quien a lo largo de su administración se dedicó a despilfarrar los recursos que el país tenía en fideicomisos y fondos para hacer frente a catástrofes naturales o problemas existentes como la inseguridad.
Si a esto le sumamos una mayor deuda dejada y que incremento a 6 por ciento el déficit fiscal. Los mexicanos deberemos seguir pagando varios años esos excesos de la administración anterior.
En resumen, México está condenado a crecer en el 2025 por bajo del punto porcentual, y mantener los problemas existentes, porque para hacerle frente es necesario aplicar recursos que sirvan para establecer una estructura fortalecida para combatir la inseguridad, erradicar la impunidad y sobre todo la corrupción que en el último sexenio se concentró en pocas manos y que fueron aquellas muy cercanos a quien tenían la titularidad del poder Ejecutivo.