COMPARTIR

Loading

Partamos de algunos principios inamovibles. Algunos jurídicos; otros morales.

Primero: todo hombre o mujer (o something in between), es inocente mientras no se pruebe su culpabilidad. Se llama presunción de inocencia, aunque a veces se aplique en sentido contrario y se necesite sacudirse la presunción de culpabilidad.

Segundo, parentesco no es igual a nepotismo. En muchas ocasiones los familiares en grados más o menos cercanos trabajan en áreas de La administración pública simplemente porque no hallaron colocación en otra parte o porque le tienen un mayúsculo amor a la patria, sin presumir por ello influencias indebidas de tal o cual primo, tío, padre, madre, abuelo, sobrino o cualquier familiar cercano útil para imponer o recomendar.

Por ejemplo, el primer comandante del accidentado velero Cuauhtémoc, fue Manuel Zermeño del Peón, sin importarle a nadie el nombre del exsecretario de Marina, Juan Manuel Zermeño Araico (López Mateos). Son estirpes, linajes, tradiciones en la administración, como los hijos de ex gobernadores en el gobierno; como sin un hijo del ex presidente López estuviera como secretario de Organización de Morena. Eso no es nepotismo ni aquí ni en Zacatecas. Nada de nada.

Tercero, los funcionarios de mayor rango no tienen obligación de conocer andanzas ni actividades de los subordinados a su cargo. Demasiada es la preocupación por la patria sobre sus espaldas (como Atlas), como para convertirse además en inspectores de la conducta ajena. No importa si hay sobrinos carnales, entenados, cognados, adoptados o políticos; es decir de la parte pegadiza por vínculos matrimoniales.

Uno se casa con la cónyuge, no con la parentela, aunque a veces se ayude a alguno con ciertas recomendaciones para asuntitos menores cuya naturaleza no implique arriesgar la honestidad del servicio público, el ejercicio de la austeridad franciscana, el prestigio de la IV-T, ni mucho menos la decencia y la templanza, la prudencia o la castidad. Nada con la cuñada.

Por todo lo anterior es fácilmente comprensible la defensa progresiva y ascendente, sobre la inocencia (cuyo fulgor no requiere prueba alguna ni a favor ni en contra), del señor secretario de Marina (de Don López), José Rafael Ojeda, cuyos sobrinos políticos y algunos otros funcionarios de la Semar, han sido indiciados como defraudadores fiscales y contrabandistas de combustibles tan chuecos como un banano.

Al señor Almirante Ojeda lo han defendido (con una investigación aún en marcha), el fiscal general, Alejandro Gertz; el secretario de Seguridad[RC1] , Omar García Harfuch y por si algo más fuera necesario; la señora presidenta (con A), doña Claudia Sheinbaum.

“…Destacar la labor importante (OGH) que desempeñó el Almirante Rafael Ojeda durante su gestión, quien hizo un extraordinario trabajo para fortalecer a esta institución. El actuar aislado de unos cuantos no representa el actuar de esta honorable institución”.

Por su parte Gertz habló con la contundencia acostumbrada:

“Fuimos obteniendo una cantidad enorme de información sobre conductas que trascendían la función propiamente de la institución…. no hizo ninguna distinción ni generó ninguna protección en favor de nadie”, puntualizó”, dice la información de Proceso.

Pero si eso no fuera suficiente estas palabras le cierran la puerta a las murmuraciones, los chismes, las inferencias perversas, las insinuaciones lesivas, el veneno de mendaces profesionales de la columna y la calumnia; pulpos chupeteadores, hijos de García Luna, oficiantes de la politiquería:

“Cero impunidades, tope hasta donde tope.

“Estas detenciones que hizo la fiscalía general, con apoyo de la propia Secretaría de Marina, de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana, las investigaciones que se hicieron, lo muestran. Ahí donde hay involucramiento de un funcionario, cero impunidad. Nosotros dijimos: cero impunidades a la corrupción.

“Y esto es una muestra de ello.

“…Ahora, tiene que haber pruebas, porque es muy fácil acusar, pero construir una carpeta de investigación con las pruebas suficientes para demostrar…”

No hace falta la defensa. Haber estado en el gabinete del mejor presidente de nuestra historia otorga a cualquiera certificado de incorruptibilidad.