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Hace unos días, en el programa de Foro TV, “Estrictamente personal”, cuyo conductor es –como todos sabemos—Raymundo Riva Palacio, analizábamos los posibles escenarios de la mojiganga de “Fosforito” y sus amigos en Nuevo León.
El experimentado periodista describió la negociación política como única forma para desmadejar la hilaza. Aun cuando en esencia estuve de acuerdo, el asalto naranja al Congreso del Estado ya hacía imposible un acuerdo político. Y así fue.
El elemento impulsor de la renuncia de “Fosforito” a la incipiente candidatura no fue político. Fue jurídico.
La intervención (segunda) del ministro Laynez, desde la Suprema Corte de Justicia, de la única forma posible, es decir, respaldando el texto constitucional, no le dejó otra salida al esposo de Mariana: abdicar de los motivos para una ausencia de seis meses, en los cuales Orozco, como gobernador interino, podría abrir cajones o archivos y hallar materiales peligrosos con los cuales el dimitente temporal podría iniciar otra carrera: su defensa judicial.
Cuando hablábamos de la solución política yo puse un ejemplo. Una paráfrasis.
Conté al aire, apresuradamente, la anécdota de un periodista (Alfredo Cardona Peña), cuya amistad con Diego Rivera se inició con una pregunta simple:
–Maestro, ¿qué es el arte?
Rivera, jocundo como era, respondió provocador:
–EL arte es no poner la bacinica encima de la mesa del comedor.
Y yo dije:
–La política es el arte de retirar la “necesaria” puesta sobre la mesa del comedor.
Y eso ocurrió en Nuevo León. Ya quitaron la “borcelana”, pero con un error: cuando sacaron la nica, derramaron el contenido encima de la mesa. Y algunos se lo comieron.
No diré ahora quiénes fueron los comen sales de tan insólito platillo porque todo mundo los conoce. Sabe quién hasta repitió la ración.
Lo importante ahora es observar los posibles hechos.
Una cosa es abstenerse con un pretexto baladí para no usar el tiempo de la licencia del Congreso al cual se le niegan atribuciones para los hechos subsecuentes, y otra hacerlo fuera de tiempo, cuando ya el interino ha sido designado por esa misma Asamblea.
No importa si fueron noventa minutos o una hora. Lo mismo habrían sido una mañana entera. Y tampoco es importante haber publicado el cambio de parecer (el segundo en el mismo asunto), en el periódico estatal. Ya no tenían atribuciones para hacerlo.
Su farragoso escrito del cual deriva una licencia al catálogo de los Derechos Humanos (¿Cuánta ignorancia cabe en la cabeza de un fósforo?), no anula la validez jurídica del dictamen de la SCJN, así hoy por la mañana la Corte reciba –como es previsible–, la maldición papal desde la mañanera. Tampoco importa.
El viernes pasado, ante este sainete digno de una mojiganga de carnaval, le dije a Dante Delgado (quien hoy llegará a su Consejo Nacional mermado, afligido y tan desorientado por sus propios errores como nunca antes), mira la clase de política bananera en que se han metido y han metido al país.
Y le dije más:
–“Es política platanera porque los plátanos en México casi todos se cultivan en Tabasco.”
Obviamente no cayó en la provocación. Sólo se alzó de hombros y se metió a la cabina de Radio Fórmula. No me extrañaría si iba pensando en mi mamita.
“Fosforito” quiere aparentar una normalidad inexistente. La estrategia eterna de la izquierda ha sido puesta en marcha: hacerse la víctima. Hasta de sus propios errores.
Dan pena y dan risa.
Hoy andan como desesperados en busca de alguien a quien colgarle enjaretarle el gallo muerto del pobre Samuel. Quien acepte esa candidatura de esquirol fracasado, cumplirá con el papel: estorbar.
El nuevo lema: “Payasos; más balazos”
CSP
Fiel al guion impuesto desde el Palacio Nacional, la señora Claudia Sheinbaum ha presentado a algunos de quienes la ayudarán para alzar por primera vez el segundo piso de la Cuarta Transformación, sin haber terminado la planta baja.