Sí, la oposición ayer tuvo un gran éxito con la derrota del presidente en su absurda contrarreforma energética. Ahora es necesario adoptar una identidad bien definida para esa oposición, para que nos de un sentido de libertad, seguridad y pertenencia de ser mexicanos que queremos resolver nuestros problemas, a través del orden, de la justicia, del Estado de Derecho, del respeto a nuestras instituciones y del sentimiento de unión solidaria entre todos los mexicanos.
David Coyle, en su libro titulado The Culture Code (El Código Cultural) [Random House Business 2019], hace un análisis exhaustivo del comportamiento de las comunidades humanas, destacando el factor “seguridad”, como uno de los más importantes para la cohesión humana. Establece que, dentro de las complejidades de la interacción humana, los factores de cercanía, seguridad y visión compartida de futuro son clave para el éxito de las comunidades.
Dentro de la polarización que nuestro presidente ha alimentado en nuestro país, lo peor que nos puede pasar a los mexicanos, es el perder nuestra identidad compartida, en donde muchos de nosotros, en algún momento de nuestras vidas (sobre todo, los que vivimos gran parte de nuestra juventud durante el siglo pasado), llegamos a compartir un sentimiento de comunidad en donde nos sentíamos cómodos, felices y seguros en cualquier lugar de México, en donde gozábamos lo mexicano, su cultura, costumbres, lugares, cocina, olores, sabores y hospitalidad que nos brindábamos unos a otros.
Este libro me ha hecho meditar que es necesario que los mexicanos recapturemos esos códigos esenciales que nos dan unión, que nos generan enlaces, que nos identifican como una comunidad única en el mundo, independientemente de nuestra ubicación geográfica, estatus social, situación económica, educación y características raciales.
Deseo que regresemos a generar esas claves de identidad en donde nos sentimos cercanos, seguros y con una visión común del futuro que deseamos.
Un primer paso a seguir es generar ese sentimiento de orgullo nacional no hacia nuestros antagonistas políticos, sino hacia los millones de mexicanos que desean vivir seguros y en paz, que tienen aspiraciones a que ellos y sus familias vivan mejor.
A aquellos mexicanos que tienen parientes viviendo en el extranjero, que palpan las oportunidades que se pueden generar en México, pueden visualizar que podemos compartir una noción de progreso, empezando por una visión común de un México que sea nuestra patria y hogar que nos acoja, con la seguridad de que somos parte del mismo equipo, de la misma comunidad, que compartimos buenos valores comunes, y que deseamos tener entre nosotros una relación fraternal para trabajar juntos en forjarnos un mejor futuro.
La oposición en México no debe emular a las personas de Morena que nos tratan como traidores, debe de brindar una mano a los mexicanos de bien, que son la inmensa mayoría, para que se unan a forjar una nación mejor, no para combatir a un enemigo.
Esos enemigos de derrotarán a sí mismos con su odio y rencor. Debemos trabajar en lo necesario para que nuestro país regrese a la senda de la democracia, la seguridad y la justicia. Para que nos rijamos todos por las leyes que se hagan cumplir y respeten. Para crear el mejor ambiente necesario para sentirnos seguros de ser mexicanos que trabajamos juntos para mejorar.
Es necesario desarrollar un sentido de pertenencia, en estos años del régimen actual, que nos ha alimentado lo contrario. Hemos estado perdiendo ese sentido de ser de una misma comunidad y es lo peor que nos puede pasar.
Los partidos políticos de la ahora oposición perdieron en mucha medida ese sentido de comunidad. En el PAN, uno era bienvenido y se sentía de inmediato formando parte de una comunidad con un fin preciso de respetar al ciudadano en su dignidad y trabajar para él para generar el bien común. En el PRI, con todas sus deficiencias, había un sentido de solidaridad hacia una idea de país que aspiraba al progreso y crecimiento. En la izquierda, existía un sentido de camaradería tendiente a la ayuda comunitaria.
Ahora lo que tenemos en los partidos de la oposición, es una especie de “Club de Tobi”, de si no eres de los “nuestros” eres una amenaza. Y en el partido del gobierno y aliados, hay una especie de culto al obradorismo, que si no se hace lo que de ahí emana se vuelven en traidores a la patria.
Lo que necesitamos los mexicanos es regresar a ese sentido de pertenencia en donde somos bienvenidos, estamos seguros y trabajamos juntos porque tenemos una identidad común y deseamos un futuro próspero para todos. Ojalá podamos trabajar todos en ello para lograrlo y liberarnos de la polarización que nos puede destruir.