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Este pasado sábado 16 de mayo, el presidente dio a conocer un documento denominado “La nueva política económica en tiempos del coronavirus”. Al leerlo y al ver lo anunciado hoy por el presidente de Morena, me cuadró qué es lo que ahora AMLO y seguidores quieren hacer con México: empezar con las expropiaciones a la propiedad privada.

Ahora sí me queda muy claro que la crisis de salud que padecemos le cayó al presidente, “como anillo al dedo”, es el mejor pretexto para desenmascarar por completo su proyecto: el comunismo.

Primero, AMLO hace un discurso de calentamiento para parecer como santa palomita; quiere actuar en democracia y quiere beneficiar a “todos”.

Basa su discurso en lo que llama la “separación del poder político del poder económico”. Dice que el Estado es fundamental para el bienestar de la población, que por eso el PIB ya no debe ser factor de medición para saber si el Estado está cumpliendo con su misión, sino el nivel de bienestar y felicidad material y espiritual del pueblo.

Por ello debe establecerse un Estado igualitario y fraterno para “garantizar que los pobres, los débiles y los olvidados encuentren protección ante incertidumbres económicas, desigualdades sociales, desventajas y otras calamidades, donde todos podamos vivir sin angustias ni temores”.

Menciona el presidente que “el Estado no es gestor de oportunidades… Es y será, en cambio, garante de derechos”. Dice que “los derechos, en cambio, son inmanentes a la persona y al colectivo, irrenunciables, universales y de cumplimiento obligatorio”.

Todo esto suena muy bonito, pero si reflexionamos, que el Estado no está para brindar oportunidades (generar un entorno de seguridad, paz, orden y justicia), sino para garantizar derechos inmanentes (personales y colectivos). Al no haber recursos públicos debido a la emergencia sanitaria (que le cayó a AMLO como “anillo al dedo”), y porque no hay manera de cobrar impuestos al ingreso, que es el generado por los particulares en sus actividades económicas lucrativas, entonces el Estado debe tomar esas actividades y hacerlas él mismo, a través de expropiar el patrimonio y capital de las actividades económicas que están en manos de los particulares.

Para ello, el gobierno federal ya dio el primer paso de implementación: recuperar el monopolio de PEMEX y de CFE, cancelando rondas petroleras, renegociando contratos de ductos de gas, cancelando la inversión en energías renovables y en la generación de electricidad por particulares.

El siguiente paso lo está dando Morena, el partido de AMLO, en donde anuncia que promoverá reformas constitucionales para crear el “Estado de Bienestar”, con un “Nuevo Estado”, para asegurar derechos ineludibles para todos los mexicanos.

Señala que el INEGI tendrá la facultad constitucional de medir la “concentración de riqueza”. Es decir, se iniciará esta nueva etapa que surge de la emergencia derivada de la pandemia, haciendo un inventario del patrimonio en manos de los particulares.

¿Con qué fin?: para garantizar el bienestar de la población, desposeyendo de sus propiedades a los que más tienen (la gran crisis económica que se avecina quitará al Estado los impuestos derivados de la generación de ingresos de las actividades empresariales), para garantizar el bienestar de los desposeídos.

Así, no solo se cobrarán impuestos por los ingresos, sino también por el patrimonio inmobiliario, financiero, en fin, por la riqueza.

La propuesta regresa al control de precios, ya que señala que hay un sobreprecio en todo lo que adquirimos que afecta sistemáticamente a los hogares más pobres.

Entonces, si no hacemos nada, debemos prepararnos para la pérdida de la propiedad privada a través de expropiaciones, impuestos al patrimonio y al control de precios que eliminarán a la iniciativa privada, quedando sus actividades bajo el control del Estado de Bienestar en donde será todo de quienes nos gobiernan.