Todo mundo habla ahora sobre lo que hará o dejará de hacer el nuevo gobierno de López Obrador, pero de lo que la gente poco habla es de cuál va a ser el papel de la oposición ante el nuevo régimen que se avecina, que hasta el presente todo indica que será un régimen no de instituciones sino de autoritarismo a ultranza, sea para bien o sea para mal.
Veamos lo que queda de oposición formal. Por ella me refiero a la de los partidos políticos o personas sin partido que han logrado obtener, a través del voto popular, un puesto público, ya sea en el poder ejecutivo de un estado o municipio o del poder legislativo a nivel federal o local.
Yéndonos de menor a mayor y excluyendo a los partidos que formaron coalición con MORENA, tenemos al partido Nueva Alianza (llamado coloquialmente como PANAL), que obtuvo menos del 3% de votación requerido por la ley para subsistir y que fue en coalición con el PRI. Con esa votación el registro del PANAL se perderá. Ahora bien, aunque el PRI y el Partido Verde Ecologista no pierden su registro, debemos de considerar que la coalición que dirigió el PRI únicamente obtuvo el triunfo en solo 13 distritos electorales de 300 que son, y el PRI solo ganó un distrito electoral.
En cuanto al Partido Acción Nacional y sus partidos coaligados, la historia fue también mala, aunque no catastrófica. El PAN solo ganó 5 distritos electorales y su coalición ganó 63 distritos.
En el Senado la situación fue similar, MORENA solo, ganó un estado, pero en su coalición obtuvo el triunfo en 24 estados, mientras el PAN en coalición gana únicamente 5 estados, y el PRI gana en coalición un solo estado.
Considerando las primeras minorías en el Senado, más los plurinominales tanto en la Cámara de Senadores como en la de Diputados, MORENA con sus aliados tienen la mayoría absoluta, con la fácil posibilidad de hacer pequeños arreglos con la raquítica oposición (sobre todo, que claramente se ve que tanto el PVEM y Nueva Alianza ya están dando muestras de adherencia hacia la nueva mayoría de MORENA, y no faltará uno que otro priista y panista que se den la vuelta para MORENA), por ello podrá el nuevo régimen de AMLO, fácilmente hacer las reformas constitucionales que se le antoje, ya que en los congresos de los estados y de la Ciudad de México, cuenta con la mayoría necesaria que exige el Constituyente Permanente.
Así que considerando lo anterior, el papel de la oposición en México debe ser de denuncia bien estructurada, de aprovechamiento de la nueva herramienta de las redes sociales como método de libre comunicación, que genere una auténtica y efectiva presión ciudadana, si se quieren hacer reformas que claramente afecten las finanzas públicas y devengan en deterioros en nuestra economía que genere inflación, pérdida del poder adquisitivo del ciudadano y pobreza. O bien, reformas que atenten en contra de los derechos humanos, políticos, de la democracia, libertades, de la moral o dignidad de la persona.
Sin embargo, para tener una oposición bien estructurada, debemos de considerar de que el PRI y demás partidos que han sido afines a él tienen, digamos, el mismo “ADN” que MORENA, por lo que considero que muy fácilmente se les podrá cooptar, quedando el PAN como el único partido que podría dar una lucha de oposición.
Pero el PAN, después de las elecciones ha quedado maltrecho y ha sufrido un gran deterioro en su militancia que peleó por la democracia en el siglo pasado, tanto por la edad que actualmente tienen esos militantes, como por la terrible fuga de buena militancia que ha sufrido ese partido, debida a los embates de sus dirigentes que abandonaron la democracia del partido para impulsar sus ambiciones personales, como Felipe Calderón, Gustavo Madero y Ricardo Anaya.
Ahora el PAN tiene que renovar a su dirigencia en el mes de octubre de este año, las opciones que tiene son, o entrar en un período de concertación y acomodo nombrando a una dirigencia de transición, ajena a los liderazgos arriba descritos, pero que dé entrada a todas las corrientes, o que de nuevo se imponga el grupo de Ricardo Anaya, que aun tiene los hilos del partido en cuanto a votaciones o entablarse en una guerra interna que hundirá al partido y a la única oposición formal viable que le pueda hacer contrapeso al enorme poder político de AMLO.
Yo voto por que se haga este gran acuerdo que mueva al partido a reconfigurarse y que ayude a que la sociedad civil se organice para que juntos, el PAN y la sociedad civil organizada, hagan la necesaria oposición que necesitamos para mantener vigente a nuestra democracia.