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“Farol de la calle y obscuridad de su casa”, enuncia un dicho que cae correctamente a Andrés Manuel López Obrador, quien, encumbrado por los elogios de su equipo, no logra ver la realidad de la situación actual de México y sus pobladores.

El afán de López Obrador y su equipo para pasar a la historia es tan importante que las prioridades de los mexicanos las hacen a un lado, dejándolos a la deriva.

Ahora AMLO sale al auxilio de Cuba y países latinoamericanos para tratar de liberarlos del “yugo” que mantiene Estados Unidos, “a través de una política perversa”. Apoyado por la Organización De Estados Americanos OEA, tarea que lo distrae de lo que tiene que resolver al interior de México.

A la mitad del sexenio de AMLO, la realidad de millones de mexicanos es que lamentablemente muchos se han sumado a la lista de la pobreza.

De acuerdo al último reporte de Coneval, en México hay un aumento de entre 8.9 y 9.8 millones de personas que no pueden cubrir el gasto de los alimentos básicos.

El Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), señala que las transferencias monetarias que hace el gobierno, a través de sus programas sociales, no han logrado mitigar los estragos causados por la pandemia en las poblaciones vulnerables.

El Covid-19, se ha convertido en un problema mundial y muchos países ya han logado establecer políticas públicas a favor de evitar que las consecuencias de este virus, tanto de salud, como sociales y económicas, puedan seguir vulnerando a su población. Sin embargo, en México, no existen estas medidas y el resultado es un exponencial crecimiento en contagios, pero también de las consecuencias negativas de ello.

De acuerdo a la Comisión Económica para América Latina (CEPAL), México se ubica en el cuarto lugar dentro de las listas de países donde se acrecentó el porcentaje de personas en situación de pobreza, incluso más que el promedio de la región.

La misma CEPAL señala que en 2018 se calculaba que 61 millones de mexicanos vivían con un ingreso inferior a la línea de pobreza, ahora son 70 millones de pobres. Este impacto es el más dramático que se ha tenido en la economía mexicana.

Lo lamentable es que también se apunta que esta cifra no se reducirá en la segunda mitad de esta administración, si no se aplican políticas públicas que favorezcan un fortalecimiento de sus sectores productivos.

Subrayan que la aplicación de los programas sociales es insuficiente, si no se acompañan en la creación de empleos que permitan a los mexicanos contar con los ingresos suficientes para alcanzar no solo comprar los productos de la canasta básica, sino tener una mejoría en la calidad de vida.

Debemos señalar que el éxito de una política social de cualquier gobierno se mide con los resultados que han tenido para disminuir el impacto en la pobreza, y no solo es económica, sino también en salud, educación y acceso a servicios indispensables como agua, luz, en infraestructura que permita una mejor calidad de vida

Entonces en la administración de AMLO, sus programas sociales, de los cuales tanto presume, han sido un fiasco absoluto, ya que no solo aumentaron el número de pobres, sino también se disminuyó el acceso a la educación o los servicios de salud se han restringido, ya que este privilegio no le corresponde a, por lo menos, un tercio de la población.

Con este dato, está claro que al presidente no le interesa abatir la pobreza, sino incrementar su popularidad más allá del territorio nacional,

Otro dato que debería preocuparnos es que el objetivo de AMLO es conseguir pasar a la historia a pesar de todo, es decir aun cuando esto sea pagado con mayor pobreza y marginación en el país.

En esta lógica, mientras más población marginada exista con escasa educación y mínimo acceso a la inclusión social, la dependencia al apoyo económico gubernamental será mayor y el agradecimiento se convertirá en votos.

Lo que simple y llanamente es política basada en el populismo.

De acuerdo a la agenda legislativa de Morena y aliados que se plantea no se vislumbra un cambio en las políticas públicas que den un cambio drástico al rumbo que ha mantenido el país, al contrario, se contempla que los programas sociales continúen e incluso amplíen su base de beneficiarios, en lugar de buscar mecanismos para incorporarlos al círculo virtuoso de la producción.