El país entero se encuentra en un estado expectante, con la esperanza de que se acabe la corrupción rampante que nos agobió principalmente con el regreso del PRI al poder en el año 2012. México quiere acabar con la impunidad que es el cáncer que hace que se cometan una serie de atrocidades por los criminales en contra de la población, cuyos actos delictivos casi se convierten en la norma en todo el país. Ya no podemos ver u oír noticiero alguno que no parezca la página roja que existía antes en los periódicos, ahora parece que todo el contenido es la página roja, y lo demás es la excepción.
No cabe duda de que la principal virtud del nuevo gobierno es el haber mantenido, casi de una forma mágica, los niveles de aprobación de la población y la percepción de que se va a solucionar la corrupción, la inseguridad y que habrá prosperidad económica que acabará con la pobreza.
Esta virtud del gobierno está en manos exclusivamente del presidente López Obrador, al mantener una comunicación directa, personal, sencilla y franca con los medios de comunicación, a través de las llamadas conferencias mañaneras.
Esta situación da la gran oportunidad para que se puedan lograr muchas cosas en beneficio de los mexicanos que otros gobiernos no han podido hacer. Con los grandes niveles de aceptación del nuevo gobierno es posible la realización de múltiples cambios normativos que puedan ayudar a dar el marco jurídico necesario para generar los resultados que se buscan, de solucionar los problemas de corrupción que imperan en el país, así como la inseguridad y la pobreza con el crecimiento económico que venga como consecuencia.
Pero, ahora toca que nuestro presidente haga lo adecuado para lograrlo. Existen voces e instituciones internacionales, como las agencias calificadoras, que no están de acuerdo en que solo basta la buena voluntad del presidente de hacer las cosas bien, con los grandes grados de aceptación que tiene, para solucionar los grandes problemas de México, que será necesario actuar con eficacia y entender, en primer lugar, cómo opera la economía y visualizar las acciones concretas que son necesarias realizar para acabar con la corrupción, la impunidad y los niveles de inseguridad, los cuales son factores importantes para que el país tenga grandes niveles de pobreza.
En efecto, para que lo anterior se logre, no es suficiente que el presidente sea altamente aceptado por la población, sino que es necesario realizar muchas cosas que son, necesarias para evitar la impunidad. Por lo pronto el gobierno federal está impulsando la Guardia Nacional, que es una combinación de los cuerpos policiales del ejército combinados con la existente policía federal, bajo un mando civil. Ello generará mejores condiciones hacia la prevención y persecución del delito, siempre y cuando sea un primer paso para fortalecer las fuerzas policiales estatales y principalmente las municipales. Pero no vemos que se estén dando gestiones concretas para fortalecerlas.
Asimismo, se tienen que invertir muchos recursos fiscales para fortalecer los cuerpos policiales existentes, no me refiero a recursos exclusivos a que tengan mejor equipamiento, sino grandes cantidades de fondos públicos para que los elementos policiales tengan una vida digna que los disuada de entrar en relaciones con los criminales. Por ello deben de tener sueldos buenos, vivienda adecuada, educación garantizada para sus hijos, seguros de vida y un sistema de seguridad social adecuado que les garanticen los mejores niveles de bienestar de los servidores públicos. Claro está, debe haber todo un sistema de controles de confianza adecuados y de capacitación y adiestramiento de derechos humanos que los lleve a actuar como una verdadera policía profesional y científica, que sepa manejar escenas del crimen para no caer en errores de procedimiento que le abra la puerta a los delincuentes.
Para los efectos de evitar la corrupción, es necesario completar en definitiva el Sistema Nacional Anticorrupción que ya fue creado legislativamente pero aún no ha sido implementado. Si hay cosas que el nuevo régimen desea mejorar, tiene todo el poder de ejercer su mayoría para hacer los cambios que crea pertinentes, como simplificar su complicado funcionamiento. Pero desmantelar el sistema, nada más por el prurito que viene de los gobiernos anteriores, no es adecuado.
Finalmente, el presidente López Obrador debe cabalmente comprender que pelearse con la realidad económica puede llevar al país a una situación que nadie deseamos, por lo que deberá el presidente comprender que es necesario llevar a cabo acciones concretas que tengan sentido económico. Hay en el nuevo gobierno personas capacitadas para asesorar al presidente al respecto, de no escuchar voces sensatas al respecto, más temprano que tarde AMLO empezará a toparse con el peor enemigo con el que no se podrá enfrentar exitosamente: la fría realidad de la economía.