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NÚMERO CERO/ EXCELSIOR

La nota más destacada de la precampaña del frente opositor es la resistencia de Beatriz Paredes a la cargada panista en favor de Xóchitl Gálvez, a pesar de correr por un partido en franco declive. La precandidata priista está dando una pelea en el filo de la disyuntiva de su partido entre sobrevivir a través de las alianzas o caer en la extinción. Por lo pronto, como la otra finalista, se perfila que el próximo titular del Ejecutivo del país será mujer.

Paredes enfrenta una dura prueba bajo la presión del desdibujamiento del poder territorial del PRI y su marginación electoral, como ya le ocurre al PRD en el frente. Hasta hace poco apenas se mencionaba en las quinielas electorales, pero en la interna sorprendió situándose en segundo lugar desde la primera encuesta, lo que hizo correr el bulo de una candidatura inflada por Morena para cerrar el paso a Xóchitl. Pero Paredes compite como rival que desafía la alineación del poder opositor y de cúpulas económicas sin claudicar, como ya hizo el último panista en la contienda, Santiago Creel.

Desde el frente opositor hay presiones para que se baje de la contienda, pero se liberan por dos válvulas. La primera, la necesidad del PAN de la estructura territorial priista que, a pesar de su debacle, se mantiene como segunda fuerza en entidades donde los panistas tienen poca presencia, como el sureste. Y, la segunda, que sumarse a la candidatura de Xóchitl convalide la acusación de que la carrera presidencial de Frente Amplio por México es una pantomima decidida de antemano. Hay que recordar que las dirigencias del PRI y del PAN antes habían pactado que tocaría a los panistas la candidatura presidencial a cambio de que los otros pusieran en el Edomex y en Coahuila.

No obstante, la resistencia de Paredes ha prendido la contienda opositora, aunque los dados parecen cargados en favor de Xóchitl. Pero se trata de una outsider del panismo que, para despegar, tendrá que caminar mucho antes de implantarse en terreno, y que resbala con declaraciones erráticas como el menosprecio a la cultura laboral del sureste o al hacer eco del rumor del apoyo de Morena a Paredes. La senadora hidalguense copa la conversación en redes y medios, lo que no se traduce en automático apoyo electoral en la calle.

Con su amplia experiencia en sucesiones, Paredes ve pasar los derrapes de Xóchitl y aguanta como el tahúr que sube la apuesta cuando va perdiendo, para llegar a la meta el próximo 3 de septiembre. El PRI necesita fuerza y presencia para pasar factura cuando se definan las candidaturas al Congreso y a la CDMX. La coalición con PAN y PRD es la única ruta con que ha logrado retener dos gubernaturas, Coahuila y Durango, aunque en el marcador global pierde por 11 derrotas estatales en cuatro años de la dirigencia de Alejandro Moreno, Alito.

La senadora tlaxcalteca proyecta la imagen de que puede ganar la interna e, incluso, ser más competitiva que Xóchitl contra Morena, aunque su partido no sea más que el fantasma del que había en 2018, cuando aún gobernaba la mitad del país con 15 estados. Su actual dirigencia, que se juega su resto con ella, ha acelerado la descomposición interna con la ruptura de grupos antagónicos en el Senado y la mayor merma de militantes de todos los partidos y la sangría de cuadros a Morena. Según el padrón del INE, el PRI perdió 653,272 afiliados en los últimos tres años, mientras que Morena fue el que más creció, hasta 2.3 millones de adscritos.

A pesar de su declive, en los cálculos políticos del Frente es indispensable el expertis y cuadros del PRI para poder realmente competir con Morena. Hasta ahora, Xóchitl es un fenómeno mediático que puede desinflarse sin una estructura poderosa que sostenga su campaña, misma que el PAN no tiene. Y que incluso ha retrocedido en el mapa político con la consolidación del poder territorial de Morena en regiones que antes dominaba, como las del norte del país.

El mayor logro del Frente es llegar unido a la contienda, pero eso no les asegura que las bases priistas hagan campaña por Xóchitl si se sienten desplazados, como ocurrió, al revés, en el Edomex. Por eso, voces que le piden declinar, también le dicen que “un gesto tuyo puede darnos un gran poder”. Pero cabría agregar, también quitárselos.