Soberanía es la palabra mas usada por el inquilino de Palacio Nacional para argumentar su postura ante las acciones que toma en ciertos sectores como son el energético, alimentario y seguridad.
El tabasqueño comprende que alentar un “patrioterísmo”, es la única forma de mantener contento a cierta parte de la población que aun sigue pensando que una nación puede salir adelante cerrando sus fronteras comerciales en un mundo globalizado como el que ahora vivimos.
Por ello cada vez que puede, el titular del poder Ejecutivo de nuestro país, utiliza la frase para exhortar a que los mexicanos respaldemos algunas decisiones que en un corto y largo plazo pueden costar muy caras.
Edmundo de López Obrador es anacrónico y se estanco en las de cada de los 60 y 70 del siglo pasado, donde muchas naciones peleaban ante las acciones imperialistas e estados unidos, que llevo a muchos de ellos a tener un régimen dictatorial y autoritario.
Esto ultimo es lo que pretende implantar López Obrador en México, donde las decisiones las tome un solo hombre “invisiblilizando” a la población entera y destruyendo la democracia, que en México es incipiente pero que ha dado resultados, tal es el caso que llego al sitio que busco por varios años López Obrador.
Lo que se le olvida a López Obrador es otra parte importante del concepto soberanía donde el Estado, esta obligado a proveer seguridad nacional, paz social, impartir justicia y servicios que permitan la mejor calidad de vida a la población.
Para cumplir con estas obligaciones, el Estado debe establecer una estrategia de administración, que permita por una parte cobrar impuestos y por otra utilizarlos en lo necesario y prioritario para la población.
Pero también debe aplicar una política que permita crear puentes para atraer inversiones y establecer negociaciones comerciales de otras naciones con el objetivo de proveer a la población de productos que no se originen en nuestro país.
Hasta ahora, este gobierno no ha hecho la cosas más básicas sino todo lo contario, no ha impartido la justicia adecuada y establecido una política que erradique la violencia y la expansión de grupos criminales en México.
Esto ha dejado como resultados que una parte importante del territorio nacional este controlado por grupos criminales, donde la justicia no la imparte el Estado sino esta es parte de las funciones de esos grupos a través de el cobro de piso, extorsión y otras actividades no licitas en nuestras leyes.
El mayor esfuerzo que ha realizado este “presidente” es destruir órganos creados por presión de la sociedad civil, para limitar el poder de una sola persona. También ha buscado destruir los órganos que nos han dado democracia en los últimos años para tratar de convertirlos solamente en un apéndice del gobierno y con ello establecer durante muchos años su proyecto.
Ha buscado, y en parte lo ha logrado, desaparecer la separación de poderes al mantener el poder legislativo bajo sus órdenes y dictar la agenda legislativa desde Palacio Nacional, bajo el consentimiento de muchos legisladores que sirven de tapete a su “jefe”.
A pesar de que nuestra Constitución marca la separación de poderes, y la aplicación de la ley, el tabasqueño viola flagrantemente la Constitución, como lo evidencian la ley eléctrica, de la Guardia Nacional, y el plan B este ultimo acompañado de un ataque al Poder Judicial.
Ahora se hace cierto aquella frase de Peña Nieto “no creo que exista un mexicano que se levante cada mañana pensando en como joder a México”, lamentablemente ya lo estamos viendo y viviendo.