Qué bueno que la presidenta Sheinbaum no contuvo la investigación sobre la red de huachicol fiscal en la Marina operada por los hermanos Manuel Roberto (detenido) y Fernando Farías Laguna (prófugo), sobrinos del ex secretario de la Semar, Rafael Ojeda.
Qué bueno que enfrentó la tormenta porque sería irreparable el daño a una de las instituciones armadas más queridas por los mexicanos y porque el comercio ilegal de combustible, se estima, provoca pérdidas a la economía mexicana de alrededor de los 170 mil millones de pesos.
Qué bueno, pues, que se ha “distanciado” –presionada o no por el gobierno bullying de Donald Trump- de la fallida estrategia de “abrazos no balazos” que impulsó su antecesor Andrés Manuel López Obrador y que, como el pez, ha caído por su propia boca.
Pero la tormenta en Marina ni afloja ni pierde fuerza. Se expande.
Ya “moja” a otro ex colaborador de AMLO. En esta trama ya salió el nombre de Vector Casa de Bolsa de Alfonso Romo, ex Jefe de la Oficina de la Presidencia de la República en el sexenio de López Obrador, que estaría involucrada en el lavado de dinero de los marinos huachicoleros.
Además, alrededor de la red huachicolera rondan muertes de marinos con historial en aduanas y ahora se sabe que los involucrados en el comercio ilegal de combustible operaron para el Cartel Jalisco Nueva Generación y los “huachi buques” se utilizaron para traficar armamento de cárteles de la droga.
Las redes huachicoleras mantendrían control en al menos ocho puertos del país.
Y todavía más. Según un reporte periodístico, el hermano prófugo, el Contralmirante Fernando Farías, fue detenido al menos nueve días antes de que se conociera el tsunami en la Marina. Que al llegar a su casa fue detenido y posteriormente dejado en libertad. Hoy está amparado y nadie sabe dónde está.
¿Hasta dónde va a llegar este escandaloso y muy grave caso de corrupción, el más grave desde que Morena arribó a la Presidencia de la República? Hasta donde quiera el gobierno federal.
Y si va en serio, se tendrá que escuchar tarde o temprano la voz todavía ausente del ex secretario de Marina, Rafael Ojeda, porque no fueron marinos de bajo rango, si no oficiales de alto mando, sus sobrinos, los involucrados en esta transa monumental que algunos voceros del oficialismo, para desviar la atención y responsabilidades, tratan de justificar como una herencia del pasado.
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