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Desde que arrolló Andrés Manuel López Obrador y su partido MORENA en las pasadas elecciones, mucho se ha escrito sobre si el PAN tiene la fuerza, estructura, impulso, y sobre todo, dirigencia necesaria para ser prácticamente la única oposición seria al nuevo sistema político que se avecina.

El PAN se encuentra en estos momentos en un punto de quiebre histórico, quizás el más importante de su vida, en el que se definirá como fue concebido, para generar bien común, como un partido de oposición serio, creado en contra el Partido Nacional Revolucionario, abuelo del PRI, que instauró un régimen autoritario y no-democrático, hecho para la repartición del poder, dominando a una población empobrecida e ignorante por el mayor tiempo posible.

La oposición ideada por los fundadores del PAN era basada en la antítesis del PNR, es decir, en crear un partido de individuos libres y pensantes, que idealizaban la política y la democracia como un vehículo para el logro del bien común, y no un partido de masas obedientes y manipuladas, a través de una intrincada y compleja estructura corporativa.

A finales de Siglo XX, el PAN tuvo una fuerte invasión de empresarios, principalmente del Norte y el área del Bajío del país, que cambiaron en mucho la fisionomía del partido y se enfocaron más que en forjar ciudadanía (aunque no podemos necesariamente decir que se descuidó), en crear estructura y movilización social para perseguir de una forma muy enfocada la obtención del poder.

Finalmente, cuando el PAN empieza a tener triunfos electorales en Chihuahua, Baja California, Nuevo León, Coahuila, Guanajuato, Durango, y Jalisco, se vino un efecto en cascada culminando con el triunfo de Vicente Fox Quesada en la Presidencia de la República, convirtiéndose el PAN en el partido en el poder.

Sin embargo, la historia del PAN ejerciendo el poder, aunque exitosa desde el punto de vista administrativo, no fue acertada en el sentido político. ¿Qué fue lo que sucedió con el PAN al respecto? Hay muchas teorías e hipótesis. La mía es que cuando se llevó a cabo la lucha por el poder a partir de los ochentas, hubo muchas personas, principalmente pequeños empresarios y jóvenes profesionistas, que, al dedicarle tanto tiempo a esta lucha, descuidaron sus negocios y el ejercicio de su profesión. Finalmente, cuando el PAN triunfa, una gran parte de los que lucharon para el logro del poder, se fueron al gobierno, mientras los que no quisieron o pudieron obtener un puesto público, regresaron a rehacer y reconstituir sus vidas privadas, en sus negocios o en su profesión.

Al suceder lo anterior, los panistas que ingresaron al gobierno se comportaron ortodoxamente separados del PAN. Entonces nos encontramos con un PAN que se dejó a la deriva. Por un lado, el gobierno dándole la espalda, por el otro, los miembros del partido que no ingresaron al gobierno creyeron que todo se arreglaría en México con el libre ejercicio de la democracia, descuidando la labor del PAN.

El resultado de lo anterior dejó al PAN a la merced de su burocracia interna, que creció exponencialmente al tener dinero público y el poder de manipular los padrones y a la militancia para beneficiarse de las postulaciones de candidaturas. Desde entonces, el PAN se ha enfocado en las candidaturas y no en el bien común, olvidando al ciudadano.

Cuando Felipe Calderón llega a la presidencia, toma por asalto al PAN forzando a su presidente nacional, Manuel Espino, a renunciar antes de que terminara su período.

A partir de entonces, la historia es conocida por todos, el PAN se volvió rehén de los hombres de poder en turno, desde los alcaldes, gobernadores, hasta el presidente de la República, y de su burocracia interna.

La culminación de este proceso tuvo efectos con la pérdida de la presidencia de la República. El deterioro ha sido peor, con la “democratización” de los procesos para elegir al presidente nacional y a las dirigencias del PAN, a través del voto directo de la militancia, con padrones amañados, mediante la intervención sesgada de la burocracia interna del partido, aliada con los gobernadores de los estados.

Ahora, se presenta la disyuntiva de elegir a una continuación de dicho proceso, con el candidato de los gobernadores que se han aliado con la dirigencia nacional del PAN, o elegir a las opciones libres de los militantes que no están inmersos en esta vorágine de poder.

Si encontramos que los panistas corporativizados son la mayoría en el partido o bien, los panistas libres han perdido las ganas de seguir luchando por recuperar al PAN para bien de México, de seguro, en unos pocos años se puede dar al PAN como muerto, perdiendo nuestro país la oportunidad de tener a un partido de verdadera oposición.