Los países con sistemas democráticos de gobierno han quedado en estado de shock al presenciar en las pantallas de los televisores y de los dispositivos móviles las escenas dantescas de un ataque al edificio del Capitolio estadounidense, perpetrado por personas nacionales de ese país, principalmente caucásicos, con la intención de atacar a los legisladores del Congreso de ese país, para impedir la formalización del triunfo electoral de Joe Biden, presidente electo estadounidense.
El ataque fue claramente promovido y fomentado por el presidente en funciones Donald Trump, situación sin precedente en los Estados Unidos.
Ante esta situación tan especial y extraordinaria en donde la democracia moderna más antigua y sólida del mundo, en cuanto a su tamaño e importancia, se vio seriamente amenazada. ¿Qué lecciones podemos aprender los mexicanos? Me atrevo a especular al respecto y dar mi personal opinión, que espero que compartan:
- La democracia es un bien ciudadano que tenemos que alimentar cotidianamente porque no está garantizado.
- El populismo en el mundo moderno que difunde información falsa, es el más grande enemigo de la democracia y de la libertad.
- Si éste evento, claramente golpista, sucedió en los Estados Unidos, puede suceder en cualquier otro país, incluyendo principalmente a México.
- Ante los antecedentes que tenemos del López Obrador en las elecciones presidenciales del 2006, en donde esparció la idea falsa y nunca comprobada de fraude electoral, después de innumerables revisiones hechas por el IFE en presencia de ciudadanos y partidos políticos que concluyeron la inexistencia de irregularidades en las elecciones, podemos hacer la presunción, que nuestro presidente es un peligro para la democracia en México, ante una posible pérdida de Morena y sus aliados en las próximas elecciones del 6 de junio.
- Por lo anterior, debemos prepararnos para fuertemente promover el voto ya que el abstencionismo es el más grande peligro que existe para que se den las teorías de la conspiración o del supuesto fraude, porque puede provocar un diferencia muy pequeña entre los contendientes en las elecciones.
- Debemos de respetar y hacerle caso a las instituciones de Estado, en las que intervienen muchas personas con balances y contrapesos. Cuando existen las mismas es más difícil generar fraudes y trampas.
- No hay que dejarnos llevar por mentiras manipuladas por personas en el poder. Cuando una sola persona, principalmente, para proteger intereses personales y de poder, denuncia trampas y fraudes que no se han comprobado por las instituciones, es más seguro que difunda información falsa y cree teorías conspiratorias.
- Al haber estos ataques a las instituciones democráticas los culpables no deben quedar impunes, ya que de lo contrario se debilitan los mecanismos de protección democrática y alientan las agresiones a las mismas.
- Los órganos del Estado siempre deben de estar preparados para defender a sus instituciones. Ante amenazas verbales en su contra, hay que actuar de inmediato para promover la disuasión a los ataques y procurar que los incitadores tengan consecuencias por sus acciones conspiratorias.
- Debemos de tomar en serio las intenciones de nuestro presidente de desaparecer los contrapesos que tenemos en el Estado mexicano, que garantizan los derechos humanos, la transparencia de las acciones de gobierno y del uso de los recursos públicos, así como la generación de monopolios, y el descontrol de la economía.
- Debemos de inmediato de ejercer presión social y política en contra de Morena y sus aliados, exhibiéndolos por su participación decidida en destruir a nuestras instituciones democráticas y de control de la corrupción y de los abusos de poder.
- Que las recientes elecciones en los Estados Unidos nos manden una clara señal de que la única forma de vencer a los tiranos populistas es ejerciendo nuestro voto para que, los antes posible, sacarlos del poder, para regresar a la senda de la legalidad, del orden y del desarrollo democrático del país, haciendo a un lado las intentonas de personas que nos quieren salvar con falsas pretensiones.