COMPARTIR

Loading

La principal estrategia electoral desplegada por el oficialismo es la de hacer creer a los futuros votantes de que la elección ya la ganó Claudia Sheinbaum, el “este arroz ya se coció”, que genera que el electorado se abstenga de ir a votar porque ya se dieron por perdidos.

No hay nada más falso que lo anterior, se han hecho análisis de los sesgos provocados por las encuestadoras contratadas, por arriba o por abajo, por el régimen, en donde el la desviación consiste en los lugares que escogen para entrevistar a la gente, que son áreas en donde los programas sociales tienen mayor penetración o en las que existen las condiciones socio/económicas más propicias para que la gente apoye al régimen debido a razonas diversas.

Pero el análisis más serio que existe, es el derivado de las metodologías elaboradas por Gabriel González-Molina, quien afirma que “los encuestadores no saben medir lo que verdaderamente importa y, por consecuencia, nadie sabe hacia dóndes se orientan las campañas, ni cómo evaluar su avance, y se acaba en enormes desaciertos al pronosticar la tendencia y el resultado de los procesos electorales; es decir, los líderes están confundidos porque nadie les ayuda a ver la realidad tal como es”.

Esto implica que se comete un gran error en concluir que ya ganó Morena la elección cuando se confunde la popularidad del presidente con lo que decidirán los electores este 2 de junio venidero.

La narrativa del presidente es una cosa distinta a la decisión de los ciudadanos de confirmar a Morena en la próxima elección. Al respecto González-Molina dice que “al presidente lo aprueban muchos pero la mayoría no votaría otra vez ni por él ni por Morena”.

Otro error, dice González-Molina, es creer que la oposición debe centrarse en el rechazo al gobierno, convirtiendo así la próxima elección en una especie de referéndum.

Dice el autor mencionado que se pierde así por completo que los electores tienen necesidades no satisfechas y que desean que se mejore su actual situación. Además, hay que considerar que nuestro país es muy complejo respecto a sus áreas geográficas y cada región tiene necesidades diferentes, afirmando el autor que esta elección versa sobre el futuro de México.

González-Molina señala que la venidera elección no se centrará en la personalidad de los actores en competencia; por lo tanto, es menester centrar esta elección en lo que los electores necesitan, valoran y exigen, enfocándose en la demanda y no en la oferta.

Básicamente, la elección se decidirá el mismo día de la jornada, porque la polarización existente, prácticamente nos lleva a un empate entre los que están decididos por una parte y por la otra, por lo que el resultado final será decidido por las personas a las que Gonzalez-Molina las denomina como switchers (que en inglés significa “cambiantes”) que aún no deciden por quién votar.

Dentro de los switchers, hay un segmento a los que el autor denomina como “S2”, quienes son personas alejadas del presidente, que no se sienten representados por nadie. Por ello, ganarán las elecciones quienes se enfoquen en ellos y descubran su narrativa.

El autor dice que la polarización no es nueva, pero lo que hoy hay son grandes segmentos de la población polarizados. Los switchers se irán a un polo u otro. Por esto, la campaña que logre identificar y definir de forma más clara uno de los polos en cuanto a su significado podrá jalar a estos switchers para así obtener el triunfo electoral.

El autor de referencia identifica un tipo de polarización a la cual la denomina como “polarización estética”, ella se basa en cualidades humanas y trascendentales de los contendientes, “…tales como la autenticidad, la honestidad, la integridad y el altruismo”.

González-Molina concluye que el presidente tiene un capital electoral real del 42%, compuesto por un 21% de personas leales y otro 21% por los switchers 1, que son pro el presidente; mientras la oposición tiene un voto duro en contra del oficialismo del 23%. Por lo que, considerando que los switchers 2 representan el 35%, el conversarlos (yo diría enrolarlos) determina en definitiva el triunfo opositor.

Esperemos que el equipo de campaña de Xóchitl Gálvez entienda muy bien las implicaciones de los análisis realizados por González-Molina, por el bien de México.