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Andrés Manuel López Obrador es el típico ejemplo de quien nunca pierde, mínimo empata; o cuando pierde, arrebata, según reza el dicho popular en la paráfrasis de aquella película de la década de los 30 del siglo pasado: “Jalisco nunca pierde”.

La referencia viene al caso por esa persistente, cuanto recurrente, actitud de Su Alteza Serenísima de salirse con la suya y evitar el debate con sus opositores, porque les niega audiencia o acude a la referencia de que tiene otros datos, aunque éstos tengan como fuente de sustento los de su gobierno, estadísticas del INEGI e incluso de dependencias como la Secretaría del Bienestar.

Y usted se preguntará qué idea pasa por la cabeza del licenciado presidente cuándo se refiere a sus opositores.

Rubén Aguilar Valenzuela, cuando vocero del entonces presidente Vicente Fox, hizo famosa la frase “lo que el Presidente quiso decir”, y se puede aplicar a lo que, sin querer queriendo, tradujo el ex secretario de Hacienda, Carlos Urzúa Macías, de lo que el licenciado López Obrador piensa respecto de los neoliberales, pléyade a la que pertenece, amén de ser un connotado aspiracionista. ¿A poco no? –Ricardo Anaya dixit–.

En la entrevista que el periodista Javier Lafuente hizo a Urzúa Macías –publicada en la edición de El País, del viernes de la semana pasada–, preguntó:

“Uno de los mayores desplantes que usa no solo el presidente, sino buena parte de su gabinete o afines, es acusar de neoliberal, de conservador, a todo el que discrepa, pero, ¿acaso la economía mexicana no es neoliberal también?

–Claro. Mire, yo diría que él usa la palabra ‘neoliberal’ como un insulto. Es decir, en lugar de decir ‘pendejo’ o ‘chinga tu madre’, dice ‘neoliberal’ porque él generalmente no dice malas palabras. Creo que es absurda la manera en cómo él y cómo Morena, en general, emplean el término. La economía mexicana es muy neoliberal. De hecho, nosotros somos una economía extraordinariamente abierta para estándares internacionales y dependemos totalmente del comercio exterior. Nuestra suerte está echada desde 1994 y si el T-MEC no florece como yo espero que florezca, pues a ver qué sucede con México. Entonces, la economía mexicana es totalmente neoliberal. Lo único que no es neoliberal, probablemente sea esta intervención en el sector de energía. Y ya—respondió Carlos Urzúa.

Quien fuera secretario de Hacienda en el gabinete del licenciado presidente, entre el 13 de diciembre de 2018 al 9 de julio de2019, cuando renunció por desacuerdos con Andrés Manuel, renuncia que fundamentó en un amplio texto que no concluye porque semanalmente, Urzúa apuntala su postura frente a la política económica del gobierno de la 4T, fue parte de ese primer círculo de Su Alteza Serenísima.

Ex integrante de la burbuja de Palacio, conoce a López Obrador en esos sus arrebatos de corte dictatorial. Tanto que esa fue una causal de su renuncia, cuando Andrés Manuel le rechazó el Plan Nacional de Gobierno y lo dizque redactó con tantas inexactitudes como despropósitos que ha aireado públicamente en sus homilías desde el púlpito mañanero.

¿Qué es lo que no quiere admitir el clasemediero, aspiracionista y sabiondo licenciado presidente? Rescato un texto de la carta de renuncia de Carlos Urzúa al cargo de secretario de Hacienda y Crédito Público, divulgado el 9 de julio de 2019. A saber:

“Se han tomado decisiones de política pública sin el suficiente sustento. Estoy convencido de que toda política económica debe realizarse con base en evidencia, cuidando los diversos efectos que esta pueda tener y libre de todo extremismo, sea este de derecha o izquierda. Sin embargo, durante mi gestión las convicciones anteriores no encontraron eco. Aunado a ello, me resultó inaceptable la imposición de funcionarios que no tienen conocimiento de la Hacienda Pública. Esto fue motivado por personajes influyentes del actual gobierno con un patente conflicto de interés”.

En ese tenor, vale considerar la postura de Su Alteza Serenísima (SAS) frente a periodistas, reporteros, columnistas, analistas y los medios de comunicación que no le son afines.

Sabelotodo sostiene una tesis tergiversada de la relación prensa-gobierno y, lejos de haber emprendido una nueva, de equilibrio entre las empresas de interés público que son, finalmente en la economía de libre mercado, los medios de comunicación, concluye que, con cerrar la llave de la publicidad oficial a la prensa, logrará disciplina generalizada.

Lo que ha logrado es tener a una prensa símil del espejo de Maléfica, que publica lo que le agrada y lo presenta como el más chingón de la pradera, inteligente e innovador, cuando aquella prensa que desprecia, insulta y estigmatiza cotidianamente, se alza como el contrapeso que le señala y pauta los yerros gubernamentales de alta prioridad en solución.

Pero su postura y visión no varía, porque no tiene la asesoría y el apoyo formal de quien o quienes saben de políticas de comunicación. Incluso en su Plan Nacional de Gobierno, el tema no es relevante. La ironía y el golpe son hilo y aguja con los que borda la descalificación a la prensa.

–Pues ya vieron cuánta pluralidad hay, equilibrio, objetividad, profesionalismo en los medios—dijo con esa ironía que apoya con la insolente mueca, cuando Ana Elizabeth García Vilchis, concluyó la reseña de esa pueril reseña del “Quién es quién en las mentiras de la semana”, estrategia oficial con la que se pretende exhibir a los medios no afines a la 4T.

–¿Cuándo se había visto esto?—se preguntó Andrés Manuel.

–Nunca, yo creo que desde los tiempos de Madero—se respondió en ese sitio común en que ha convertido a la figura de Francisco I Madero.

“Por eso –blofea SAS– consideramos importante que la gente se entere de este comportamiento tendencioso, sesgado, porque muchos se tragan estas mentiras, estos platos de mentiras. Por muy avispado que uno esté, por muy despierto que uno esté, frente a un bombardeo de estos pues sí se llega uno a aturdir, duda”.

¡Ah!, pero líneas adelante, el licenciado presidente incurre en una más de sus mentiras con el aderezo de la vanidad que le inyecta luz en la mirada (espejito, espejito):

“(…) Tan es así que les voy a presumir. Ofrezco disculpa por anticipado, que no se enojen muchos adversarios, además no hay que perder el sentido del humor, pero les voy a informar sobre una encuesta que se hace a nivel mundial sobre los presidentes, ¿y qué creen?, el de Tepetitán, ya saben quién, está en primer lugar en aprobación. Pero para que no vayan a decir que es un montaje, ¿por qué no ponemos presidente por presidente?”

Bueno, bueno, SAS no paró ahí en ese despliegue del papel de salvador de los desposeídos y, para enfrentar a los malditos empresarios gaseros que han incrementado el precio del combustible y no tienen llenadera, aunque el precio lo fija el mercado internacional y no la Comisión Federal de Competencia Económica (COFECE) cuyo nombre olvidó el licenciado, cuando presume que sabe todo lo que se dice todo.

Y anunció la creación de la empresa estatal Gas Bienestar, para hacer competencia a los gaseros. Expertos en el tema alzaron las cejas y preguntaron cómo le hará el licenciado para competir porque México quema el gas que produce y el LP doméstico es importado y… Gas Bienestar será una empresa que dependerá de una empresa endeudad y en crisis: Pemex.

Pero, el licenciado presidente tiene otros datos. Porque…

–¿En cuánto se podrá vender ese gas, presidente?—le preguntaron a Andrés Manuel.

–Lo más bajo—respondió y luego se metió en un tema que su gobierno se ha negado a atender el de los territorios que controlan ciertas gaseras.

¿Veremos a elementos de la Guardia Nacional o soldados del Ejército Mexicano en la distribución y venta al grito de “¡el gaaasss!”?

Más dinero para atender al pueblo bueno, pero hay que atender lo declarado por el ex secretario Carlos Urzúa, en la entrevista con Javier Lafuente, publicada en El País.

–¿Cómo definiría el estado de la economía de México?—preguntó Lafuente a Urzúa.

–Yo diría que es malo. Ya veníamos enfrentando problemas desde el año pasado y la crisis de la covid nos hundió y nos mandó por una espiral hacia abajo; pero el problema ya se veía venir desde antes. Entender lo que está pasando en México, al menos en términos económicos, no es difícil porque está muy bien diagnosticado desde hace mucho tiempo. ¿Cuál es el problema principal, seas el Gobierno federal o los estatales, que enfrentas? Esencialmente que no tienes dinero—respondió el ex secretario de Hacienda, lo que el licenciado López Obrador no quiere admitir porque implicaría fracaso de la 4T.

–La decisión de no endeudarse ha sido una de las más controvertidas. ¿Cómo lo interpreta? ¿A qué atribuye esa decisión y qué consecuencias puede tener?—fue otra pregunta de Lafuente.

–Bueno –atendió Carlos Urzúa–, esto es bien sabido, yo incluso lo he dicho. El estilo personal de gobernar del presidente es muy autoritario y él, en particular, creo que tiene menos interés en escuchar a economistas que el que mostraban muchos presidentes anteriormente. Yo diría que hay que remontarse a la época de Luis Echeverría, cuando llegó un momento en que la presidencia decidía en materia económica, pero algo así está sucediendo ahora. Creo que es un poco por ignorancia, con todo respeto para el presidente, él no tiene por qué saber mucho de economía, la verdad (…).

Por eso los otros datos y lo que Andrés Manuel quiso decir… ¡Ah!, qué neoliberales tan neoliberales. Digo.

sanchezlimon@gmail.com

@msanchezlimnon1