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Morenistas bajo sospecha. Lujos, excesos y denuncias sobre redes de corrupción; el tsunami huachicolero en la Marina. Hernán y “La Barredora”; los desplantes del político millonario y ganadero Adán Augusto López, así como los duendes y la Ley de Amparo, le han puesto hielo al festejo del primer año de gobierno de la presidenta Claudia Sheinbaum.

Y pareciera que, desde las filas de Morena, intentaron apagar la vela antes del pastel.

Al cierre de su gira nacional de rendición de cuentas, este domingo en el Zócalo capitalino, la Jefa del Ejecutivo federal llega con una aprobación ciudadana alta, superior al 70 por ciento y por arriba de su antecesor Andrés Manuel López Obrador.

Tres encuestas: El Financiero (septiembre 2025): 73% de aprobación; Enkoll para El País (octubre 2025): 78% y Polls MX (septiembre) 2025: 75%.

Pero las propias encuestas indican que la luna de miel se estaría terminando. La popularidad de la Mandataria ha caído si tomamos en cuenta el máximo registrado en febrero de 2025 cuando El Financiero registró un pico histórico de 85 por ciento.

¿A qué se debe que hoy esté entre el 73 y 78 por ciento? A diversos factores. Algunos muy relevantes provienen desde las entrañas de Morena, desde las filas del partido que la postuló a la Presidencia de la  República y que este fin de semana el diario estadounidense The New York Times lo exhibe así en su portada impresa: El partido mexicano de los pobres tiene su propia vergüenza de ricos.

Morena, un reto para Sheinbaum

Desde que asumió el poder, el partido Morena que fundó López Obrador ha sido duramente cuestionado por la inconsistencia entre la retórica y las acciones de muchos de sus liderazgos.

La bandera de pobreza franciscana y austeridad republicana se deshilachó por los lujos, viajes y excesos de sus militantes, entre ellos los hijos de AMLO.

También prevalecen las acusaciones por presuntos actos de corrupción y nexos con grupos criminales de gobernadores, militares, dirigentes y hasta secretarios de Estado.

Súmele el factor Adán Augusto López, quien ocupa la coordinación guinda en el Senado de la República como resultado del juego de las corcholatas que inventó López Obrador para decidir la candidatura presidencial del partido.

El próspero Adán no sólo ha sido vinculado a Hernán Bermúdez Requena, líder de “La Barredora” y ex mando policiaco en su gobierno en Tabasco; ha sido exhibido por sus millonarios ingresos y, dicho por el mismo, por la fortuna obtenida por ser un notario exitosos, ganadero y heredero de sus padres.

Apoyado en su relación con AMLO ha desafiado desde su escaño, mirando el futbol desde su tablet, a la propia presidenta de la República. El más reciente desencuentro ha sido introducir en la iniciativa de Ley de Amparo un transitorio para que sea retroactiva (que será eliminado en Cámara de Diputados).

¡Que fueron los duendes legislativos!, dijeron. No, fue la bancada de Adán quien junto con otros militantes y el propio partido se están convirtiendo en un reto y en un peso político para Sheinbaum.

Tres factores más

Sin duda que los programas sociales mantienen alto el respaldo general hacia el gobierno claudista, pero a pesar de los golpes al crimen organizado, se sostiene una percepción negativa en materia de seguridad.

Con base en encuestas públicas hay una caída de hasta 15 puntos en la evaluación positiva del manejo de la inseguridad.

La red de huachicol operada por los sobrinos del ex secretario de Marina, Rafael Ojeda; el caso Adán-Hernán, así como las licitaciones irregulares y acusaciones de lavado de dinero que vinculan a morenistas, aumentó las opiniones negativas en la lucha contra la corrupción.

Y en el manejo económico no hay condiciones para echar las campanas al vuelo porque las encuestas apuntan una baja de hasta 21 puntos en la aprobación económica.

En ese contexto, ayer, en Veracruz, la presidenta Sheinbaum pronunció un mensaje cargado de señales que sin duda pegan dentro y fuera de su partido y del servicio público: “¿De qué sirve el dinero mal habido si con él se pierde la reputación y el legado?”.

Durante la Ceremonia del 204 aniversario de la creación de la Armada de México, la presidenta hizo un serio pronunciamiento que ligó la traición con la corrupción.

Lo contrario a la honestidad es la corrupción la cual debe verse siempre como lo que es una traición a todos los valores; la corrupción es deslealtad”, sostuvo.

Y fue más allá: “La vida de quienes servimos al pueblo y a la patria exige valores profundos, no lujos superfluos”.

Así pues llega la presidenta al Zócalo capitalino, a su primer año en Palacio Nacional. Veremos si el mensaje y sus alcances se sostienen porque marcaría un rumbo propio, los tiempos de Sheinbaum.