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En sus partidos de origen les llaman traidores.

Básicamente el Partido Revolucionario Institucional (PRI), cuyo dirigente Alejandro Moreno promovió la expulsión de ellos.

Pero también al de Acción Nacional (PAN) y del Partido de la Revolución Democrática (PRD), bien como militantes, bien como refugio.

Todos ellos tuvieron la misma actitud: permitir con su inacción o el abandono de sus correligionarios el triunfo de los candidatos del nuevo partido de Estado.

Rápido fueron recompensados.

Los premios más comunes son embajadas y consulados repartidos en distintas partes del mundo, desde posiciones privilegiadas en Europa hasta un país caribeño como República Dominicana.

La ruta de suma y adhesiones al proyecto lopezobradorista la abrió la sonorense Claudia Pavlovich, quien desde 2021 goza la española Barcelona.

Le siguió el sinaloense Quirino Ordaz Coppel, quien se quejó del mal estado de la residencia oficial, pero al final la aceptó y le ha hecho remodelaciones menores.

OPORTUNISMO PAGADO

Ese ejemplo cundió.

-No bastó la expulsión -me dijo Alejandro Moreno, Alito, cuando vio multiplicarse ese ejemplo con otros, incluido a quien él escogió como gobernador sustituto de Campeche, Carlos Miguel Aysa.

Fue enviado a República Dominicana tras entregar la gubernatura a Layda Sansores con un agravante: su hijo también traicionó al PRI y se marchó con su deslealtad a la bancada de Morena.

A partir de ahí hay otros ejemplos.

El hidalguense Omar Fayad, sin ninguna formación diplomática, fue enviado como representante del Gobierno mexicano a Noruega, donde despacha aun con la oposición de su esposa Victoria Ruffo.

-Considero que no tengo ningún mérito para ser embajador -declaró Fayad con cinismo ante el Senado de la República, luego de recibir el beneplácito y antes de ser aprobado su nombramiento.

PALABRA INCUMPLIDA

1.- Hemos escogido al azar nombres de priistas, pero hay más.

En Canadá está el expriista Carlos Joaquín González, quien se refugió en PAN y PRD cuando su partido originario le negó la candidatura.

Hoy ese dato es menor ante la característica general: todos esperan premios mayores: si Andrés Manuel López Obrador los colocó en posiciones importantes, quieren seguir en el presupuesto.

No les cumplieron con una senaduría o diputación por Morena en 2024, por lo cual hoy buscan vías para llegar hasta Claudia Sheinbaum y recibir nuevas distinciones.

La vía natural es Juan Ramón de la Fuente, futuro secretario de Relaciones Exteriores, pero la criba pasa por Alicia Bárcena, cuya recomendación será clave.

2.- Malas noticias.

A todos se les ha pedido la renuncia voluntaria, práctica de sexenio tras sexenio, y no todos ellos pueden rendir un reporte limpio porque en sus expedientes figuran negocios.

Sí, se fueron y aprovecharon sus relaciones para crear empresas y fortalecer sus actuales negociaciones comerciales para ampliar ganancias y, quizá, sus actividades futuras.

Y 3.- Además, falta saber el destino de más expriistas.

Unos tienen posibilidades legislativas (el oaxaqueño Alejandro Murat, por ejemplo) y otros esperan ser llamados, caso el mexiquense Alfredo del Mazo.

En la suerte de sus negociaciones iría también la de la excandidata priista a gobernadora Alejandra del Moral y quien puso la gubernatura a disposición de Delfina Gómez.

@urenajose1