Nos encontramos en un momento histórico único en el país. Tenemos un mal gobierno, no cabe la menor duda. Pero por el otro lado, ese mal gobierno trata de ocultar sus ineficiencias a través de la persecución de los corruptos del pasado. La dicotomía en la que nos encontramos consiste en que, si justificamos ese mal gobierno por la persecución de los corruptos del pasado.
Tampoco, no nos cabe la menor duda, de que los corruptos del presente no se les toca ni con el pétalo de una rosa.
A mi forma de ver las cosas, la respuesta es sencilla; debemos de tener un buen gobierno y perseguir a los corruptos, sean del pasado o del presente.
Sin embargo, el problema en que nos encontramos consiste en que existe el riesgo de que por la dispersión y desorganización de la ciudadanía opositora y la mezquindad de los liderazgos de los partidos políticos, el actual mal gobierno sea refrendado en las próximas elecciones del 2021, solo por el éxito que pueda tener en la persecución de los corruptos del pasado, y no sea rechazado por el pésimo gobierno que tenemos, que le ha dado al traste a la economía en año y medio que lleva y con un manejo de la pandemia políticamente enfocado, criminalmente ha dejado que mueran miles de mexicanos.
Por desgracia, ya sabemos que muchos de los posibles resultados que se obtengan en la lucha en contra de los corruptos del pasado, es que la persecución que se haga se centre principalmente en los enemigos del presidente y no necesariamente en los corruptos importantes; terminando todo en una gran vendetta que no le reditúe mucho al país en el resarcimiento de los daños.
Esta situación, debe demandar una clara señal a los partidos de oposición al actual régimen y a la ciudadanía en general, de que se tienen que concentrar en hacer las acciones necesarias para ir unidas en contra del partido Morena y sus aliados, en las elecciones próximas del 6 de junio de 2021.
De lo contrario, condenaremos al país, aún más, a la peor crisis económica y de salud de su historia y a la generación exponencial de pobres que, irónicamente, pueda resultar en la permanencia del régimen autoritario que tenemos, por muchos años a seguir.
¿Queremos esto para nuestros hijos y para nuestras generaciones futuras?, o estamos dispuestos a ceder en nuestros intereses personales, para que, por una gloriosa y heroica vez, nos unamos los mexicanos para combatir al mal gobierno, al autoritarismo y a la opresión.