La reunión de Claudia Sheinbaum con los gobernadores mayoritariamente, morenistas, para analizar posibles acciones de infraestructura, movilidad y agua (su constancia de mayoría y victoria electoral le será entregada en juna semana), no tiene ninguna importancia real, pero sí un enorme significado político.
Es una de sus primera acciones de gobierno alejada de la sombra del caudillo quien la ha llevado a recorrer el país –antes de ser declarada presidenta electa–, en giras hebdomadarias y tenaces, cuyos resultados no son del todo conocidos.
Pueden ser inmersiones al corazón del “México profundo”, como cursimente diría algún jilguero, o –mejor—revisión “in situ” de las reales condiciones de un país cuya diferencia con los discursos es abismal.
También llama la atención –al menos en esta ocasión—el reencuentro del futuro Ejecutivo (poder) con gobiernos estatales de otro partido con quienes, además, el actual Ejecutivo ha tenido graves diferencias y hasta pugnas abiertas como ocurrió con Maru Campos la aguerrida gobernadora de Chihuahua.
No olvidemos lo ocurrido hace apenas un año cuando la gobernadora chihuahuense frenó la distribución de los esperpénticos libros escolares elaborados por la 4-T:
“(Universal).- El presidente Andrés Manuel López Obrador se lanzó contra la gobernadora de Chihuahua, la panista Maru Campos por el amparo que interpuso su gobierno y por el cual se ordenó frenar la distribución de los nuevos libros de texto gratuitos.
“Desde su conferencia mañanera, AMLO apuntó que Campos Galván es una gobernadora “conservadora, irresponsable y politiquera”.
“Acaba de dar a conocer un ministro de la Corte de que no se pueden distribuir los libros de texto en Chihuahua. Estamos ante un caso especial de una gobernadora muy reaccionaria, conservadora, irresponsable y politiquera”, expuso AMLO.
“Y un ministro deshonesto ordena que no se distribuyan los libros, buscando dejar sin libros de texto a los niños y estudiantes de Chihuahua”, arremetió López Obrador en contra del juez que otorgó el amparo”.
Pero como los caminos del rencor presidencial, no tienen boletos de regreso (así dicen la canción de Esperón y Cortázar), la malquerencia hacia Campos se extiende hasta la próxima gira de este cercano fin de semana. Ayer le preguntaron si se reuniría con ella en el recorrido por Chihuahua donde irá acompañado de CSP.
–“No, no…” Fue su reiterativa y monosilábica respuesta.
Sin embargo, el lunes CSP habló con la chihuahuense quien dijo:
–“No hay un cambio de actitud, está servidora tiene un gran respeto por la señora presidenta, no ha habido ninguna expresión en contra del presidente de la República (Andrés Manuel López Obrador), respeto la investidura… Agradezco la disposición de la doctora Claudia Sheinbaum para escuchar a los gobernadores. Hoy se abre una nueva época en la relación del gobierno del estado y el gobierno federal en beneficio de la ciudadanía”,
Pero una cosa es ser acompañante del presidente en una gira de reforzamiento de la identidad partidista y hasta de profesión de un credo ideológico, y otra gobernar. O prepararse para gobernar.
Si en la giras compartidas la doctora debe plegarse a un programa ajeno (en todo caso no deja de ser una invitada, y a veces de piedra como me dice un reportero de esos recorridos), en sus actividades preparatorias para el ejercicio del cargo, se reúne con quien quiere y más aún, con quien debe, como de seguro ocurrirá con Tere Jiménez, la gobernadora de Aguascalientes en la reunión de mandatarios del centro del país, parte de estos encuentros colectivos de evaluación, prospectiva y análisis.
A fin de cuentas, estas reuniones con gobernadores tienen mucha relación con ese extraño fenómeno nacional: el federalismo centralizado. El caso Jaliscoqq, es aparte.
AGUA
Como se quiera ver el anuncio es positivo. A ver si la realidad futura corresponde al propósito anunciado: 30 mil millones de pesos a Conagua para proyectos hidráulicos en Nayarit, Sinaloa y Baja California. Es una suma ínfima si se compara con el dispendio de una refinería (sin refine), de 24 mil millones de dólares.