Al parecer la política de “Austeridad y Ahorro” que implemento este sexenio será olvidada para el próximo, porque la virtual presidenta electa, Claudia Sheinbaum ha iniciado la reorganización de las oficinas adjuntas a la presidencia de la república, es decir la alta burocracia
Así este jueves dio a conocer que el ex presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación y ferviente defensor de la reforma al Poder Judicial, Arturo Zaldívar, será el encargado de la coordinación de Política y Gobierno, que para realizar su labor tendrá que coordinarse con el jefe de la Oficina de la Presidencia, Lázaro Cárdenas; con la secretaria de Gobernación, Rosa Icela Rodríguez, y con Ernestina Godoy, la consejera jurídica de la Presidencia.
Esto simplemente significa que para que se lleve a cabo la aplicación de una buena política al interior del país, tendrán que sentarse a discutir estos personajes y decidir si escuchan o no a la oposición, si los representantes que no pertenecen a la coalición no ganadora podrán tener oportunidad de establecer un dialogo con la presidenta y si la sociedad civil podrá aportar alagunas “ideas” respecto a la política interna del país.
Pero en términos llanos significa que muchas personas realizaran el trabajo que bien podría hacer solo una y que recae en la figura del titular, en este caso de la titular de la Secretaría de Gobernación, o no confía Sheinbaum Pardo en las capacidades de sus secretarios de Estado.
O crea estas nuevas redes burocráticas para dar cabida, y de paso pagar los favores, de quienes se sentaron a su lado durante su campaña política y además quedar bien con el aun inquilino de Palacio Nacional.
Otra nueva oficina cercana a la presidencia es la coordinación de asuntos Intergubernamentales y de Participación Social que estará a cargo de la aun titular del SEP, Leticia Ramírez, personaje que durante muchos años trabajo al lado del tabasqueño precisamente en una área dedicada a recibir las peticiones y quejas de la sociedad mexicana.
De esta manera, Claudia Sheinbaum sigue cumpliendo con las cuotas y cautes, que esperemos sea para bien de todos los mexicanos.
Lo que le ha faltado a la presidenta electa es establecer quienes estarán al frente de las dos empresas productivas más importantes del país, que son Pemex y CFE, cuyos titulares, Octavio Romero Oropeza de Pemex ha manifestado su posibilidad de mantenerse al frente de la misma, que significaría seguir subsidiando a esta empresa, quizás para cubrir algunos malos manejos que o han permitido, a pesar de que se le ha inyectado a la empresa cerca de un billón de pesos para sanar sus finanzas públicas y hacerla más productiva, obteniendo aun resultados negativos.
Pero todo indica que Romero Oropeza no seguirá al frente y como lo ha señalado la presidenta electa, se está buscando una persona con un perfil adecuado para tomar las riendas de Pemex, aunque no ha explicado en qué sentido va esa aseveración si en el manejo administrativo o en el manejo operativo.
Referente a la Comisión Federal de Electricidad, aunque se refirió que también se está analizando el perfil para el nuevo director general, no se barajan nombres, quizás para evitar que el Sr, Bartlett se sienta ofendido
Lo que es un hecho es que ambas empresas están bajo el manto de la soberanía energética, y de continuar esta idea el futuro de ambas empresas no cambiara su rumbo, solo de titular.
Pero mientras transcurre el tiempo para la entrada de la nueva administración federal, el optimismo de analistas, expertos e iniciativa privada nacional va cambiando poco a poco y ahora colocan sus pronóstico de crecimiento económico para este 2024 en 1.6 por ciento, que sumado a los resultados anuales anteriores promediaran un crecimiento anual de este sexenio a penas por encima del 0.9 por ciento, algo bastante malo si tomamos en cuenta las riquezas que se producen en México, la oportunidad de inversión que presenta y sobre todo por la diversidad de oferta turística que tiene México.
A esto se suma que se espera que el nivel de inflación este por encima de 4.5 por ciento con un tipo de cambio de interés cercano más a los 20 pesos por dólar y una tasa de interés de 10.50, es decir el costo del dinero será siendo alto, números que no son muy satisfactorios y menos para los pobres en el país