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Estira y afloja

Felipe Estefan, director de Luminate para Latam, una organización filantrópica con sede en Washington qué se enfoca en democracia, derechos humanos y libertad de prensa, me comentó que en la encuesta que realizaron entre jóvenes de 16 a 24 años de Argentina, Brasil, Colombia y México se reveló que sienten “alta frustración” de los partidos político y de sus líderes porque no están conectados con sus temas, y que en la temática política que consumen en redes sociales se distribuye “mucha información falsa con discursos de odio y populistas”.

Por eso se llegó a la conclusión de que las empresas que administran esas redes tienen la responsabilidad de regular la información falsa, y que en Estados Unidos y Europa empresas como Facebook, Twitter, Google, Spotify y WhatsApp emprendieron acciones claras para contrarrestar la tendencia. “Facebook contrató personas que checan y verifican información falsa, incluyendo a muchos periodistas, y llegó al punto en que sacó a políticos e influencers de su plataforma; el más famoso fue Donald Trump”.

Otro estudio, de Emant Consultores y LLYC, expuso que en México si bien la divergencia de opiniones ha estado presente tradicional y constantemente en los debates políticos y públicos respecto a los principales asuntos de interés de cualquier gobierno, “ha sido posible observar que la discusión se ha radicalizado” propiciada por un “discurso dicotómico construido y propagado por el titular de la Presidencia. Además de la subsecuente y creciente polarización en la sociedad mexicana, cada vez más evidente en redes sociales, la división entre la aprobación y la desaprobación de la autodenominada 4T ha generado un entorno con condiciones que limitan y/o determinan la negociación, legitimidad e incidencia de actores ajenos al proyecto político del presidente Andrés Manuel López Obrador en temas y sectores clave”.

Añadió que “las acciones que pueden ser catalogadas como embates a la independencia y la labor de los órganos electorales y sus miembros, los ataques a la credibilidad de los medios de comunicación y la sociedad civil organizada generan un ambiente donde las instituciones se debilitan, el diálogo desaparece y la desinformación se instala. Se espera un contexto dinámico y volátil que intensificará la agenda de riesgos no solo del sector privado sino de todos los sectores en México”.

Estefan comentó que el estudio de Luminate advirtió que se debe poner “muchísima atención a la democracia y su futuro porque la combinación de que los jóvenes digan que en las instituciones democráticas no los escuchan mezclado con gobernantes que no protegen la libertad de expresión y utilizan redes sociales para manipular el ecosistema, es muy peligrosa. Hay que cerrar la brecha a la desinformación y el acceso a la política”.

jesus.rangel@milenio.com