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Dicen los que saben, esos que son muy duchos en los dichos, que no hay que comer ansias porque no por mucho madrugar amanece más temprano. Todavía no es el candidato porque los tiempos oficiales aún no lo permiten, pero los pastores priistas ya lo lleva envuelto, cual niño Dios, entre terciopelo y oropel camino al 2018.

Sólo es cuestión de un último trámite para que José Antonio Meade Kuribreña, se convierta oficialmente en el precandidato oficial del Partido Revolucionario Institucional (PRI) y competir por la Presidencia de la República en el proceso electoral del próximo primero de julio de 2018.

Digan lo que digan sus adversarios, la realidad es que será él quien aparezca en la boleta y, desde ahora, parece apoderarse de los medios de comunicación proclives al oficialismo.

Días después de anunciar su renuncia a la Secretaría de Hacienda y su intención de ser el sucesor del Presidente  Enrique Peña Nieto, el virtual abanderado presidencial tricolor se convirtió rápidamente en una suerte de ajonjolí de todos los moles, a pesar de que sus eventuales rivales políticos aseguren que no ha prendido, que no nunca se ha ensuciado los zapatos haciendo campaña a ras del suelo o que ni ha burbuja llega.

Y es que la llamada “Meademanía” también se ha apoderado del PRI. José Antonio Meade ha tomado pleno control del Revolucionario Institucional y cuando no está comiendo con algún secretario deEstado, en busca de la unidad, ante su carencia del ADN tricolor pide a las bases priistas que lo hagan suyo, o está en alguna estación de radio, televisión o redacción de periódico dando entrevistas.

Su intención es estar en boca de todos, no importa el cómo ni con quién, porque los minutos corren y están cambiando su vidala. El caso más reciente derivo de la entrevista que le dio hace unos días al diario español “El País”, la cual provocó una oleada de bromas a propósito de su respuesta sobre si investigará casos de corrupción del gobierno de su ex jefe, el presidente Enrique Peña Nieto.

Va un botón de muestra: El reportero le pregunta a José Antonio Meade, “la corrupción es uno de los temas que más han dañado la imagen del país. López Obrador ha prometido que perseguirá a quienes estén involucrados en casos de corrupción”.

Meade responde que “no, lo que ha dicho Andrés Manuel es que [la corrupción] se va a corregir porque: “Yo soy yo”. Yo creo que lo que hay que hacer ver es dónde se falla, dónde hay opacidad para llevar transparencia y dónde falta de control para implementarlo. Con ese diagnóstico podremos cambiar las reglas del juego y asegurarnos que somos un Gobierno donde no hay un peso al margen de la ley. Eso va más allá de la voluntad de un hombre.

Y el reportero vuelve a la carga. “Pero, para que quede claro: ¿Usted está dispuesto a investigar casos de corrupción de esta Administración, involucre a quien involucre?

Meade responde: “Es que me parece que caemos de nuevo en el planteamiento personal. Tenemos que movernos en un esquema en el que la pregunta no sea válida. Un esquema que funcione para todos, en donde el acceso a la justicia y a la rendición de cuentas sea igual para cualquier funcionario. Vamos a funcionar bien cuando la pregunta deje de tener mérito. Cuando alguien piensa: “El problema depende de” es que no entiende el problema de fondo”.

El precandidato presidencial del PRI se mostró escurridizo como trucha enjabonada porque, precisamente, fue esa parte del “movernos en un esquema en el que la pregunta no sea válida” la que causó una tendencia de situaciones comparativas, para muchos usuarios de Twitter bastante absurdas, como una forma de ironizar ese capoteo de responder sin ser concreto, pero tampoco diciendo ni que sí, ni que no, sino todo lo contrario, al estilo de la Chimoltrufia.

Sin embargo, ya hay pocas cosas que realmente sorprendan a los millones de electores, acostumbrados a que todo suele suceder de la misma manera con este tipo de personajes, los políticos del país, porque si ya los conocen para que los invitan: Siempre encuentran respuestas que sirven para todo.

Con todo, esto apenas empieza y en pocos días vendrá lo bueno y la carrera por la Presidencia de la República seguramente se va a tornar ruda y sucia.

 

                                         MENUDENCIAS

 

  • Sin ganar una sola elección a la Jefatura de Gobierno de la CDMX, el PRI ya tiene candidato para la capital del país en las elecciones de 2018. Mikel Arriola, un funcionario público, apartidista y cercanísimo a José Antonio Meade. A los morenos y perredistas de la capital los agarró por sorpresa la postulación del ex director general del IMSS, Mikel Arriola, como precandidato del PRI a la Ciudad de México, ya que su nombre ni siquiera aparecía entre los posibles suspirantes que barajaba Eruviel Ávila. Recuperados de su asombro, rechazaron que les cause miedo, vamos ni siquiera al posible candidato del Frente Ciudadano por México, Salomón Chertorivski.

 

  • Tal parece que está llegando a su fin el intenso e interesante cabildeo que se generó en la Cámara de Diputados con las comparecencias de los aspirantes a la titularidad de la Auditoría Superior de la Federación. La Comisión de Vigilancia dio a conocer los nombres de los tres finalistas: Salim Arturo Orcí Magaña, David Rogelio Colmenares Páramo y Ángel José Trinidad Zaldivar.

 

  • Para no variar, a paso lento, finalmente la Cámara de Diputados avaló la reforma constitucional que impide que el procurador general de la República en funciones se convierta en el primer fiscal general de la nación. Por unanimidad, con 360 votos, se aprobó que, una vez constituida la Fiscalía General de la República, el Senado deberá designar inmediatamente a su titular.