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No es el hombre, sino el hecho.

Lo han intentado muchas veces antes.

En 1994, por ejemplo, Carlos Salinas quiso cambiar de emergencia la Constitución tras el asesinato de Luis Donaldo Colosio.

Salinas y su partido estaban impedidos para mandar un candidato sustituto del gabinete.

Y no quería a ninguno de los dos prospectos fuera del servicio público: Ernesto Zedillo y Fernando Ortiz Arana.

Ante ese dilema, Salinas buscó a líderes de otros partidos, a coordinadores parlamentarios y a gobernadores.

Necesitaba los votos de sus senadores y diputados y su único encargo era eliminar de la Constitución el requisito de abandonar la función pública seis meses antes de las elecciones.

Recibió algunos apoyos, no sin reservas.

Pero la mayor resistencia provino del entonces gobernador del estado de México, Emilio Chuayffet, quien de plano dijo al mensajero salinista:

-Dígale al presidente que un país que modifica su Constitución para un hombre es un país bananero y que México no lo es.

Luego mandó aplacar a Ortiz Arana y recurrió a Zedillo, aunque después éste, enterado del desaire, dio su aval a Fernando Lozano Gracia para encarcelar a Raúl Salinas.

LO SIERVOS DEL PRESIDENTE

Ha habido otros intentos de golpes a la Constitución y a las leyes.

Ahora el beneficiario es Arturo Zaldívar.

El golpe legislativo para imponerlo está dado con los siervos del Presidente en el Congreso y, ante ese hecho, poco importa si al final prospera.

Tal vez Zaldívar haga bien en esperar el trámite, pero en 2003 el ahora ministro Juan Luis González Alcántara rechazó prolongarse en el Tribunal capitalino como pretendía el entonces jefe de Gobierno.

Hoy, en aras de esa congruencia, votaría en contra de prolongar la presidencia de Zaldívar.

Pero ni su voto, el de Luis María Aguilar y otros cuantos pueden dar los ocho para la declaratoria de inconstitucionalidad.

Y consumada la constitucionalidad, los hechos negarán lo dicho por Emilio Chuayffet en marzo de 1994:

-México no es un país bananero.

SUERTE DE CABEZA DE VACA

1.- Francisco García Cabeza de Vaca vive horas definitivas.

El Presidente y su partido están empeñados en tirar al gobernador de Tamaulipas, porque lo sienten peligroso y les retuvo el Congreso del estado cuando se creían invencibles.

Ahora la mano de Pablo Gómez mece la cuna para sacar su desafuero, aunque no sea definitiva la participación del Poder Legislativo federal.

La decisión final la tomará el Legislativo local y ahí los momios juegan a favor de García Cabeza de Vaca: 22 diputados panistas, a quienes se sumarían tres priistas.

Contra esos 25, y a reserva de ver la posición del diputado emecista, lucharían los diez morenistas en una pelea desigual.

Pero el espectáculo político/mediático continuará y el Palacio Legislativo de San Lázaro se usará como caja de resonancia.

Y 2.- La caída de la candidata a gobernadora Clara Luz Flores ha causado mucho desencanto en militantes de Morena.

Las defecciones se dan sobre todo en municipios como Juárez, donde el panista Noé Chávez Montemayor, conocido como El Charro, ha sumado a contingentes guindas y de otros partidos.

Así ha podido subir a 23 puntos en la intención del voto y colocarse a tres del puntero Francisco Treviño, quien es visto como parte del cacicazgo regional.